A los 12 años se arrancaba del colegio San Ignacio hasta el Canódromo, en la avenida Balmaceda, para ver fútbol de barrios. Después se pasaba al lado, al Estadio de Carabineros (actual Parque de los Reyes), para admirar a los jugadores profesionales a través de las rejas que separaban el pasillo de los camarines. Se tendía detrás del arco de Obdulio Diano y cuando los hinchas le decían "Malena" al argentino, el niño rubio repetía el apodo. "Yo debo haber sido el Zafrada de la época", ríe Andrés Prieto Urrejola, quien nació el 19 de diciembre de 1928 en Santiago (pasado mañana cumplirá 90 años).
Su padre, Fernando Prieto Concha, fue uno de los fundadores del Green Cross, club identificado con la aristocracia (los pijes) y que contó con varias ramas deportivas exitosas como el atletismo, con Manuel Plaza y Potrerillos Salinas, y el ciclismo, con Raúl Ruz, Raúl Torres y Exequiel Ramírez. Prieto Concha fue un delantero veloz e incisivo en el mismo Green Cross, también practicó atletismo y polo.
A Andrés le pusieron Chuleta en el colegio: "Un día un compañero me llamó así y así quedé para todo el mundo". Jugó fútbol, le gustaba moverse mucho en la cancha y siempre quería ganar. "Vi jugar a Raúl Toro. ¡Tremendo!".
Muy joven debutó en primera división por Universidad Católica en 1946 y su primer gol se lo hizo a Daniel Chirinos, de Audax Italiano. Actuó por la selección en los sudamericanos de Guayaquil 1947 y Brasil 1949, con Luis Tirado en la banca, y en el torneo Juventud de América en Santiago 1949, con Misael Escuti, Manuel Álvarez, Arturo Farías, Pichanga Arriagada, Adelmo Yori, Raimundo Infante y Carlos Rodolfo Rojas, entre otros, y Raúl Marchant de entrenador.
En 1949 fue campeón con la Universidad Católica del astro José Manuel Moreno, con Sergio Livingstone en el arco y Fernando Riera en la punta izquierda. En 1950 ganó elogios en la gira a Europa de los cruzados y al regreso participó en la Copa del Mundo Brasil 1950: le anotó un gol a Estados Unidos. Su puesto era de interior izquierdo, pero lo hacían jugar en la punta derecha o de interior derecho.
Estuvo unos meses en el Caracas venezolano (1953) y de ahí saltó a Europa: defendió en tres temporadas al Español (ahora Espanyol). Retornó a Universidad Católica y fue campeón de Ascenso en 1956, convertido en volante de contención. Asistió al sudamericano de Lima 1957 y se retiró a los 29 años.
Como entrenador hizo su estreno en San Luis de Quillota ("me recomendó Julio Martínez") y cumplió destacados trabajos en el fútbol argentino, uruguayo, boliviano, mexicano y chileno. Estuvo a un tris de ser campeón con Vélez Sarsfield, que en la última fecha del Metropolitano 1971 perdió y entonces Independiente dio la vuelta olímpica por un punto.
En 1987 eligió los 10 mejores futbolistas que vio: Pelé; José Manuel Moreno; Diego Maradona; Garrincha; Johan Cruyff; Ferenc Puskas; Enrique Omar Sívori; Michel Platini, Ladislao Kubala y Juan Alberto Schiaffino.
Tal como a su padre le decían Palomeque, el Chuleta siempre fue un palomilla que protagonizó innumerables anécdotas por su temperamento y su sentido del humor. Una portada de la revista Vea en 1956 da cuenta de que "le sacaron chocolate" en un duelo con Colo Colo.
Antes de la existencia de las tarjetas amarillas y rojas, el árbitro sacaba una libretita que llevaba en el bolsillo de la camisa y anotaba al jugador amonestado. Una tarde el juez William Crawford le llamó la atención a Prieto e iba a apuntarlo, pero no hallaba su lápiz. El Chuleta se lo había sacado una vez que quedó tendido en el suelo y Crawford se acercó para preguntarle si había sufrido alguna lesión…