Cipriano Núñez no se detiene. Antes de que se cumplieran 24 horas de la obtención de su segundo bicampeonato nacional con la Universidad de Concepción, conversó con el El Deportivo y abordó el presente y futuro del equipo penquista. Es un momento único para él, ya que no solo volvió a gritar campeón, sino que también sumó su cuarto título de la Liga Nacional de Básquetbol como entrenador, quedando solo a uno de Pablo Ares como el estratega con más campeonatos de la primera división del país.
Esa es una de las preguntas que contesta, pero también va más allá. Compara los planteles con los que ha tocado el techo en el básquetbol nacional y entrega las claves del éxito de sus actuales pupilos. También habla de la Liga de Campeones de Baloncesto y de su futuro en la ciudad donde hizo historia como entrenador entre 1996 y 2006 y a la cual volvió en 2019 para armar otro proyecto repleto de éxitos.
¿Cuál fue el factor más determinante en la final?
Fue una mezcla de las dos facetas, tanto la ofensiva como la defensiva. Defensivamente los ajustes nos resultaron muy bien. Todo lo que vimos, los detalles que corregimos respecto a partidos anteriores nos resultaron, fuimos rápidos en las decisiones que tomamos y eso nos permitió que ellos no pudieran construir su juego, que es bastante fuerte. Pero junto a eso pudimos abrir la cancha, cosa que el partido anterior no habíamos podido hacer, porque nos habían cerrado los caminos rápidos al aro. En las dos facetas estuvimos acertados.
¿Cómo vio al equipo?
Veía al equipo fluir, lo veía con mucha energía. Yo pensé que un momento determinado íbamos a estar más agotados y sin embargo el descanso y la mentalidad para poder salir campeones estaban ahí a flor de piel. Fue bien intenso de parte nuestra.
¿Hay similitudes entre el bicampeonato de 1998 con este?
Son estructuras totalmente distintas, momentos distintos. Un básquetbol totalmente distinto. Hoy se juega otro básquetbol. Nosotros en esos años teníamos mucha fortaleza en el juego interior, teníamos jugadores fuertes y nos basábamos en el juego de nuestros interiores, de nuestros cuatro, nuestros cinco. Teníamos a jugadores fuertes allá abajo, como Patricio Briones, Roland Fritsch y Eric Brown. Ahí hacíamos mucho daño y vivíamos de eso. Hoy día nuestro equipo no tiene siquiera un cinco que se asemeje a esos años, pero sin embargo tenemos mucha movilidad, mucho juego de tocar; de generar espacio, de correr la cancha, tenemos tremendos ajustes defensivos, somos rápidos para muchas situaciones en defensa, así que no. Los planteles son distintos, el básquetbol es distinto porque se juega distinto. Los jugadores tienen muchos más recursos en el tema de la distribución del balón.
¿Y el nivel de los planteles era similar?
Ese equipo que tuvimos a fines de los años 90 era por lejos el más poderoso del país y eran prácticamente imbatibles. La verdad es que no hay comparación. Hoy tenemos un equipo fuerte pero nos falta estructura en el juego interior. Pero lo disfruto tanto como aquella vez. Feliz de haber logrado un bicampeonato en esta liga nacional. Se siente que los jugadores que están hoy en el plantel, son muy fuertes de mente y tienen mucha entrega y corazón. También tienen su poder ahí.
¿Cree que la Universidad de Concepción puede generar una dinastía de aquí en adelante?
Sí, sin duda. El equipo es mejorable y puede dar mucho más. Ya comenzaremos estos días que vienen a retocar el equipo, a buscar las piezas que faltan para estar más equilibrados. Fue una temporada en la que perdimos a muchos jugadores. Vamos a reconstruirlo bien, pero ya hay potencial para seguir creciendo y llegando, ojalá, a las finales.
¿Es un objetivo conseguir su quinto título en la primera división e igualar a Pablo Ares?
En lo personal no me planteo metas ni comparativas, uno es profesional en esto y trata de dar al máximo. Pero estoy muy tranquilo, creo que puedo seguir trabajando de una forma muy competitiva. Quiero tratar de lograr un par de títulos más, en lo personal me gustaría y estoy mentalizado en eso. Creo que tenemos el apoyo y los recursos suficientes para poder mantenernos en la élite del básquetbol nacional. También queremos enfocarnos en una buena Champions League.
¿Veía este escenario posible cuando volvió al equipo en 2019?
No vivo de ilusiones, ni me había detenido a pensar si esto era posible o no, creo que uno construye su propio trabajo y ahí tiene mucho que ver la gente con la que uno trabaja. Tengo tremendo asistente, tremendo PF, tengo un cuerpo técnico completo y tratamos de prepararnos lo mejor posible para entregar resultados. Somos competitivos y aquí todos queremos mejorar. Me encontré con esto de poder seguir ganando y ojalá puedan ser muchos más.
¿Cuáles son las expectativas en la Liga de Campeones de las Américas?
Hay que entender que son doce clubes de América, donde no está Estados Unidos pero sí Canadá. Es un torneo muy duro. Ahí pagamos y pasamos a ser lo que somos en Latinoamérica. Presupuestariamente enfrentamos a equipos que nos sacan cuatro o cinco veces nuestro presupuesto. Nos enfrentamos a jugadores que serían impagables aquí en Chile, jugadores que cobran demasiado. Son verdaderas figuras y contra ellos hay que competir. Sin embargo, nos estamos planteado hacerlo mejor que la temporada pasada y ojalá que podamos quedarnos con un par de triunfos. Sería un sueño pasar a la siguiente ronda, pero sabemos que es duro. Los equipos argentinos y brasileños son tremendas instituciones, con tremendos presupuestos y competir contra ellos es un verdadero reto.
¿Se ve a largo plazo en la UdeC?
Yo me veo tranquilo en lo que viene, en varios años. Creo que podemos seguir haciéndolo incluso mejor y siempre estamos tratando de hacerlo. De hecho, antes de final estábamos con la dirigencia viendo mecanismos para que esto siga fuerte.