Betis otra vez hace historia. El único equipo español en tres competencias continúa su escalada en la Europa League. Los pupilos del chileno Manuel Pellegrini lograron un trabajado en empate sin goles como local ante el Zenit y se valió del triunfo de la ida para avanzar de ronda.
El resultado de la ida -3-2 de los hispanos en Rusia- estuvo presente en todo momento en el Benito Villamarín. Desde el inicio. Porque fue el cuadro de la Ciudad de los Zares el que tuvo que ejercer la presión y hacer el gasto.
En los primeros minutos, el visitante atosigó a los dirigidos de Manuel Pellegrini, pero nunca encontró la fisura requerida para igualar el marcador global.
Es cierto que el cuadro sevillano, con muchos cambios en la rotación, no se sentía cómodo. Sin embargo, hasta la media hora el único riesgo que tuvo fue un remate desviado de Danil Krugovoi y un centro que se paseó en el área, pero que el gigante Artem Zyuba no pudo conectar.
El local administraba el resultado. Y aunque no lograba inquietar al joven meta caucásico Daniil Odoevskiy, de sólo 19 años, quien tuvo apenas un par de intervenciones con los puños, en el primer tiempo, además de ver pasar un remate desviado de Andrés Guardado.
Cambio de actitud
Pero ambos equipos se dieron cuenta que la ventaja de un gol en el global era exigua, tanto para los béticos como para el cuadro de San Petersburgo. Antes de los dos minutos del complementario, un gol invalidado por fuera de juego a Alex Sutormin, fue el anuncio de que el cuadro del Ingeniero no lo pasaría tan bien en el final del duelo.
Un cabezazo de Guido Rodríguez en un vertical pudo dar un poco más de tranquilidad a los españoles. Pero la pelota no ingresó y, a medida que pasaban los minutos, la presión de los rusos se hacía un poco más insostenible.
A los 65 minutos, otra gran jugada de Sutormin no encontró bien ubicado a Yuri Alberto, quien chocó en el área con Rui Silva y no pudo conectar. El Zenit ocupaba bien las bandas y llegaba con mucho peligro, sobre todo con Malcom, quien se instaló en la derecha.
Pero los dirigidos de Sergei Semak no tenían la contundencia para derrotar al arquero Rui Silva, el reemplazante del recuperado Claudio Bravo. En los minutos finales, el Ingeniero realizó el diagnóstico y dispuso el ingreso de Borja Iglesias y el veterano Joaquín.
Entonces, el Betis logró un poco más de volumen ofensivo y pudo equilibrar más las acciones por algunos momentos. A un minuto del tiempo reglamentario, Edgar González salvó desde la línea el gol que obligaba al alargue.
El peligro rondaba y así lo entendió el defensor central Dmitriy Chistyakov, quien conectó un cabezazo perfecto para la ventaja. Pese a ello, la suerte estaba del lado de los sevillanos, ya que el juez turco Halil Umut Meler anuló la conquista por una falta en la jugada, a instancias del VAR.
Fue el último respiro para el cuadro celeste que debió conformarse con el empate sin goles. Betis cumplió otra hazaña y se instaló en los octavos de final de la Europa League para seguir vivo en tres torneos.