El peculiar estilo del arquero australiano Andrew Redmayne, quien recurrió a incontables gestos para desconcentrar a los pateadores peruanos en la definición por penales que determinó la clasificación de su país al Mundial de Qatar, genera un amplio debate. Mientras en el país del Rímac cuestionan la estrategia y califican como ‘juego sucio’ el acto en el que el golero tiró lejos la botella de agua que contenía información respecto de los ejecutantes del conjunto amarillo, hay quienes validan la forma que encontró el guardameta para confundir a sus adversarios y, finalmente, para contribuir decisivamente a conseguir el objetivo de inscribirse en la cita asiática.
Claudio Bravo separa su postura en dos partes. Por un lado, el capitán de la Selección valida los gestos y particulares movimientos que Redmayne realizó sobre la línea, en el momento de las ejecuciones. Ese comportamiento, ciertamente, está encuadrado en el reglamento, que plantea que el portero debe mantener un pie sobre la línea de sentencia en el momento del lanzamiento, disposición que se cumplió. “Para mí no es ser payaso, es ser más inteligente que tu rival”, sentencia el meta del Betis.
El portero de la Roja profundiza su análisis. “Lo catalogan de payaso por moverse e intentar de poner en estado de nerviosismo al ejecutante”, sostiene el golero nacido en Viluco.
La reprobación
Sin embargo, la actuación de Redmayne no fue plenamente aprobada por el portador de la jineta de la Selección. Como en Perú, Bravo le dedicó un juicio a la actitud de su colega de poner fuera del alcance de su rival el recipiente en el que tenía anotadas las direcciones a las que solían apuntar sus adversarios en este tipo de disparos. “Lo que hace después con la botella, no se debe”, sentencia el ex arquero de Colo Colo y el Barcelona.
La evaluación de Bravo incluyó, también, una mención a Gallese. “Y el otro, muy ingenuo. Ahí no puedes pestañear”, concluye.