El ocaso en San Carlos de Apoquindo es de un tono rojizo. Y desde aquí la perspectiva es otra. Al fondo, abajo, una ciudad completa prepara otra noche más y su ajetreo comienza a calmarse. Aquí, arriba, también hay calma. La que necesitaba Claudio Romero (17), el niño prodigio del lanzamiento del disco. Hoy, tres meses después del capítulo de indisciplina más oscuro en su corta carrera, en el que se descontroló justo el dia en que la UC lo homenajeó como el mejor de 2017, golpeando a guardias, compañeros y familiares, vuelve a reconciliarse consigo mismo.
Se oye tranquilo. Tras su exilio deportivo, donde incluso recibió tratamiento sicológico y consiguió desconectarse de tal forma que su propio club desconocía el paradero de la promesa, al fin está de regreso. Y está feliz, pues el lunes consiguió un lanzamiento de 58,96 metros, marca más que suficiente para conseguir pasajes directos a Tampere, Finlandia, para disputar el Mundial Sub 20 de Atletismo. Esa era su primera meta en la temporada. Hoy, en el Nacional de Atletismo, buscará aumentar su leyenda y la distancia con el implemento de 1.75 kilos.
De su melena poco queda, tampoco de sus bromas y risotadas. Un tono reflexivo es ahora el que retumba en la voz del nuevo Romero. Es obligado ahondar en lo que ocurrió aquella noche y que, para su mala suerte, muchos vieron. Ese recuerdo le martilló en la consciencia durante todo el verano. Aún lo hace. "Mi objetivo es hacer una muy buena participación en el Mundial", prefiere explicar. Viniendo de él, no son sólo palabras para sonar bien.
¿Cómo ha sido el regreso al foso?
Ha sido muy bueno, porque llevaba tres meses sin entrenar técnica. Volví ahora, recién, y ya estoy a tres metros de mi mejor marca. En verdad, espero poder romper ese récord sudamericano en el próximo Nacional (hoy). De verdad que estoy muy confiado en lo que puedo lograr, porque físicamente estoy muy bien preparado. Sólo falta lo técnico.
Fue mucho tiempo sin estar junto a sus compañeros, alejado de su propio club.
Fue duro estar afuera. No podía entrenar técnica, porque no podía entrar al club. Pero pienso que, en cierta manera, todo esto me sirvió porque me sacó de arriba y me dejó en el suelo. Eso me sirve mucho; de motivación para poder callar bocas y demostrar quién soy. Nunca me ha gustado estar en un pedestal o en la gloria, sino que ir de abajo. No me gusta llegar como primero del ranking y ganar, odio ser favorito. No me gusta tener la atención sino hasta conseguir algo importante.
¿Y qué fue lo que realmente ocurrió aquella noche en el confuso y polémico episodio en la gala de su club? ¿Ya ha recapacitado?
Lo he hablado con el club y con todos mis cercanos y prefiero no reabrir el tema. Pasado, pisado. Aunque hayan salido rumores de lo que sea, ya pasó.
Pero por algo se alejó. ¿Leyó los diarios durante su exilio?
Me pasó que estoy acostumbrado a escuchar cosas buenas sobre mí y, de la nada, lleno de comentarios de los atletas chilenos, que "no va a llegar a ningún lado porque es un vicioso que no se toma su deporte en serio". Esas cosas igual duelen, pero como te dije, esto ya pasó.
¿Dónde vio eso?
En los comentarios de los diarios online. Me metí a leerlos y no fue bonito.
O sea, hizo el ejercicio de leer cada comentario sobre usted. Lo lógico hubiese sido lo contrario…
Claro, porque fue una situación tan confusa que quise ver qué sabía la gente. Pero bueno, como te digo, me sirvió mucho y ahora voy con todo al Mundial.
¿Cuál es su reflexión de aquel incidente?
Me di cuenta de que tengo que ser una persona más tranquila, tomar mucho más profesionalmente esto del atletismo, ya que esto es mi futuro y si lo pierdo es muy probable que no tenga nada más.
¿Nada más?
Es que no soy un estudiante brillante, ni nada de eso, y quiero graduarme en una buena universidad y además ser campeón de muchos otros campeonatos. El deporte me ha abierto muchas puertas y quiero cuidar eso.
¿Es difícil dejar de ser un anónimo?
Claro, cualquier cosa que haga, sea buena o mala, probablemente será noticia.
Tras el incidente, muchos lo comparan con Marcelo Ríos. ¿Se siente como él?
Es un honor ser comparado con un tenista tan talentoso, pero no creo que se refieran tanto por eso. Soy algo desordenado, sí, pero tengo 17 años. No soy muy religioso para mis cosas.
¿Cambió mucho su vida después del Mundial de Kenia?
Cambió en el sentido en que antes nadie sabía quién era yo y ahora algunos sí lo saben. Pero como te dije, mi tema ocurrió después de un momento en que tuve muchos logros y ya me dejó de gustar ser el favorito.
¿Tanta atención le afectó?
En verdad, no. Siento que manejé bien eso de salir en tantos medios. También estuve lesionado antes de lo que pasó, entonces tenía mucha energía acumulada, estaba muy nervioso porque no sabía si iba a ser una lesión a corto o largo plazo… Fueron muchos factores, pero es inexcusable. Estoy tratando de ser mejor persona, de ser más profesional, porque estoy a menos de un año de mi futuro universitario.
¿Sigue en pie la oferta de Don Babbitt para irse a la Universidad de Georgia?
Sigue. Y también tengo ofertas de otras universidades que también me interesan por otras razones. Hay muchos factores que debo considerar. Pero ya no queda nada. A la universidad que me vaya, debo hacerlo en enero.
¿Se proyecta para Tokio 2020?
Sí, sí. Estoy pensando en los Juegos de Tokio 2020, aunque no voy a hacer un ciclo olímpico. Confío en que haré la marca o que sí o sí estaré muy cerca.
¿Y por qué usted no figura entre los 11 deportistas que el COCh con el COI becaron?
No sé si eso está relacionado con lo que pasó, aunque sí pienso que está relacionado a que mi título fue juvenil y todos los premiados tienen títulos adultos. Yo no destaqué como adulto el año pasado, porque no entrené con ese disco.
¿Le duele no ser considerado?
No. Como te dije, en menos de ocho meses me voy a Estados Unidos y las facilidades que tendré allá son muchas más que las que podría tener acá.
¿Si se lo ofrecieran, competiría por Estados Unidos?
No, no, allá sería sólo uno más. Pero además, le tengo mucho cariño a mi bandera y me sentiría un traidor. Eso pensaría yo de una persona que hace eso. Por lo que nunca lo haría.
"Duele leer de la nada, 'éste no va a llegar a nada porque es un vicioso que no se toma su deporte en serio'".
"Me di cuenta de que debo tomar profesionalmente el atletismo. Es mi futuro y si lo pierdo es muy probable que no tenga nada más".
"Mi tema ocurrió después de tener muchos logros y ya me dejó de gustar ser el favorito".