La gloria lo esperaba entre cuatro paredes
Claudio Santibáñez no pudo brillar en el tenis profesional, pero desde el sábado, a los 30 años, destaca como campeón sudamericano de pádel.
La vida de Claudio Santibáñez siempre ha estado relacionada con las raquetas. Su padre, del mismo nombre, fue un destacado tenista juvenil, que en algún momento incluso le ganó al ex número uno del mundo Thomas Muster, mientras que su hermano menor, Sebastián, fue campeón mundial de tenis Sub 14, junto con Christian Garin y Bastián Malla.
Y si bien Claudio tomó el camino del tenis, sus mayores éxitos están llegando hoy, a los 30 años, como jugador de pádel. De hecho, el último fin de semana fue uno de los integrantes de la selección chilena de la especialidad que derrotó a Brasil y se quedó con un histórico título sudamericano en Paraguay.
"Es mi cuarta nominación internacional, incluyendo dos mundiales, y estoy muy feliz por haber participado en este triunfo", afirma.
"Llevo seis años jugando pádel. Antes, jugué tenis toda mi vida, pero luego me puse a estudiar y dejé el tenis competitivo. Entré a estudiar kinesiología con una beca deportiva a la Universidad de las Américas, unos amigos me invitaron a jugar pádel y ahí le agarré el gustito", cuenta.
En el tenis fue compañero de generación de Guillermo Rivera y Ricardo Urzúa y alcanzó a formar parte del proyecto de desarrollo del tenis que impulsó el fallecido presidente Carlos Herrera. "Fui número uno de Chile y participé en Mundiales", recuerda Quito, como es apodado por sus cercanos.
Además, compartió con el argentino Juan Martín del Potro en algunas giras. "Él estuvo viajando con nosotros. Era buena onda, pero de muy bajo perfil", señala sobre el transandino.
Si bien entre el pádel y el tenis hay similitudes evidentes, Santibáñez recalca las diferencias entre ambas disciplinas y cómo éstas se han manifestado en él. "Es diferente, porque el pádel es muy exigente en cuanto a mayor agilidad y rapidez. Yo sigo jugando tenis con mi papá, pero no puedo jugar tenis y pádel el mismo día, porque me confundo con los movimientos y también quedo con algunas molestias en la espalda", confiesa.
Actualmente, está dedicado a tiempo completo a esta actividad deportiva. "Estoy haciendo clases en el Club Alto Pádel, también hago físico en Speedworks, pero es difícil vivir de este deporte, porque recién está agarrando vuelo. Eso sí, cada vez hay más gente practicándolo. Por ejemplo, yo juego dos o tres torneos al mes y en cada uno hay más de 200 inscritos", explica Santibáñez.
Este despertar que vive la disciplina se ve reflejada en algunas situaciones. Por ejemplo, es cada vez más frecuente ver a los distintos recintos con bastante gente: "Para los clubes es súper rentable, porque pasan llenos. Entre las 6 de la tarde y las 11 de la noche es imposible encontrar algún espacio, porque está todo ocupado y ya no quedan horas".
Este deporte se instaló hace varios años en zonas acomodadas de la capital, pero hoy se ha ido democratizando su acceso. "Comenzó en el sector oriente, pero actualmente hay clubes en La Florida y Peñalolén", asegura Claudio Santibáñez.
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