El coach de Inglaterra llama a cambiar la historia ante los All Blacks
El coach Eddie Jones comparó el eventual éxito con el logrado por Alex Ferguson y el Manchester United ante la antigua supremacía del Liverpool. El duelo se tiñó, además, con la informal denuncia de supuesto espionaje sufrido por los británicos.
Ante 72 mi personas, con entradas agotadas hace meses, Inglaterra y Nueva Zelanda se enfrentarán este sábado (05.00 de Chile) en la primera semifinal de la Copa del Mundo; chocarán, desde el riguroso análisis del juego, los equipos más consistentes de los últimos años, pese al breve interludio de galeses e irlandeses en el número uno del ranking.
Para los ingleses es un desafío muy fuerte. Será su primera semifinales en los últimos 12 años y no logran batir a los All Blacks desde 2012, aunque el año pasado cayeron apenas por un punto de diferencia (15-16 en Twickenham), resultado que les abre ciertas esperanzas, además del registro bastante positivo de su entrenador, el australiano-japomés Eddie Jones, ante los neozelandeses (cinco victorias y seis derrotas al mando de los Wallabies, récord envidiable para cualquiera).
Jones, quien sabe que en el país de su madre existe una auténtica veneración por los All Blacks, pidió el máximo apoyo de hinchas de la Rosa en el Yokohama Stadium, sabiendo que los seguidores kiwis contarán con el respaldo casi unánime del público nipón.
"La razón por la que ustedes están en este juego es porque ustedes quieren ser los mejores. Ustedes tienen la oportunidad de cambiar la historia este sábado", dijo Jones a sus jugadores. Comparó el éxito que podrían alcanzar al de Alex Ferguson con el Manchester United, cuando logró destronar la supremacía eterna que exhibía el Liverpool hasta la llegada del escocés a Old Trafford.
Por el lado neozelandés, Steve Hansen dijo que la presión recaía absolutamente sobre los ingleses debido al fracaso que experimentaron en la Copa del Mundo 2015, cuando siendo locales no pudieron superar la fase de grupos, eliminados por australianos y galeses. "Sabemos que estamos bajo presión. No necesitamos decirle eso a Eddie Jones. El necesita trabajar con Inglaterra para superar la presión que está sobre ellos mismos. Ellos tienen recuerdos de un torneo que tuvieron hace cuatro años y esos recuerdos no son buenos. Están bajo una inmensa presión".
De cualquier modo, los oceánicos tendrán la responsabilidad de continuar en la lucha por alcanzar el tetracampeonato, una cifra impresionante considerando que esta es la novena edición de la Copa del Mundo.
Los habituales estándares de transparencia del rugby, además, quedaron en entredicho el jueves, cuando el entrenador de delanteros de Inglaterra, el neozelandés John Mitchell, denunció que se había grabado uno de los entrenamientos. "Si eso es lo que quieren hacer, si quieren prepararlo de esa forma, entonces buena suerte para ellos", declaró a la prensa quien fuera coach de los All Blacks desde octubre de 2001 hasta la semifinal del Mundial 2003 perdida ante Australia. Luego, Jones le quitó algo de entidad a la denuncia: "Definitivamente había alguien en los departamentos (frente al campo de entrenamiento) filmando, podría haber sido un fanático japonés... No me importa, amigo. No me importa. Sabíamos desde el principio que estaban filmando, no cambia nada de lo que hacemos y nos encanta", aclaró el australiano.
El domingo, en tanto, en otro duelo de difícil pronóstico, se medirán Gales y Sudáfrica.
Las formaciones:
Inglaterra: M. Vunipola, J. George, K. Synclair; M. Itoje, C, Lawes; T. Curry, B. Vunipola, S. Underhill; B. Youngs, G. Ford; O. Farrell, M. Tuilagi; J. May, E. Daly, A. Watson. Coach: Eddie Jones.
Nueva Zelanda: J, Moody, C. Taylor, N Laulala; B. Retallick, S. Whitelock; S. Barrett, K. Read, A. Savea; A. Smith, R. Mo'Unga; A. Lienert-Brown, J. Goodhue; G, Brigde, B. Barrett, S, Reece. DT: S. Hansen.
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