Cobreloa explica el lío de la cancha que rechazó la Selección: “No es que esté desastrosa”
El presidente del club loíno entrega las razones por las que el campo de juego fue rechazado por la ANFP. Sin embargo, aclara que las instalaciones siguen al servicio de la Selección, por si decide ocuparlas para ejercicios específicos.
En Cobreloa se resignan a no recibir a la Selección. Ya habían planificado todo en función del compromiso que existía para que el equipo de Martín Lasarte se preparara en sus instalaciones para los choques frente a Argentina y Bolivia, cruciales para las opciones de la Roja de llegar al Mundial de Qatar. Sin embargo, la ANFP y el cuerpo técnico del combinado nacional le bajaron el pulgar a La Madriguera porque el campo de juego no reunía las condiciones para la preparación de la escuadra y decidieron trasladarla al estadio Zorros del Desierto, sede del encuentro ante los transandinos.
El compromiso suscrito en diciembre había alterado la planificación del equipo de Calama. De hecho, no pudieron volver a ocupar la cancha y se tuvieron que trasladar a Santiago para realizar la pretemporada. Los loínos asumen la decisión, pero la lamentan. “Nos habíamos comprometido a tener la cancha en condiciones, pero lamentablemente ha tenido problemas en los últimos años. Hay problemas de suelo, que es salino. La cancha es antigua. Con el poco tiempo que nos dieron para esa reparación no se alcanzó a tener en excelentes condiciones, que es lo que requerían. No es una cancha desastrosa, pero no está al nivel que requiere la Selección. La van a usar para temas físicos, cosas así, pero para hacer fútbol, no”, explica el timonel del club minero, Fernando Ramírez.
Contra el reloj
El máximo directivo de la entidad nortina profundiza en la consideración. “Fue poco el tiempo para repararla. Se necesitan cuatro o cinco meses para dejarla en las condiciones que necesitaba la Selección. Recién se empezó a trabajar en diciembre. Cobreloa y el municipio hicimos todos los esfuerzos. Lamentablemente, no está al ciento por ciento, por el poco tiempo de preparación que tuvo”, sostiene.
El club no invirtió recursos en la adecuación fallida del campo de juego. “A nosotros no nos costó ningún peso. Todo pasó por el municipio. No sé cuánto se gastó, no tengo esa información exacta. Entiendo que la ANFP no aportó para la reparación de la cancha. Desconozco eso. Solo nos pidió una colaboración para facilitarles el recinto y fue lo que hicimos. Si lo ocupa o no, depende de ellos. La cancha se ha sometido a varias reparaciones, pero el tipo de suelo no ayuda mucho a la mantención. También tiene mucho uso”, insiste.
“La responsabilidad no es nuestra. Pusimos todos los recursos que estaban a nuestro alcance. He conversado con Milad y le informaba cómo observaba la cancha, pero tampoco soy especialista. Estamos hablando también de una zona en que es difícil mantener una cancha en condiciones. Quisiéramos tener un montón de canchas naturales más, pero en la ciudad solo hay dos: la del Zorros del Desierto y la el Club de Campo. El resto son sintéticas. Yo llegué recién en diciembre al directorio de Cobreloa. Todo lo que se negoció antes fue entre la municipalidad y la ANFP. Nosotros solo estábamos apoyando. Y a cumplir el compromiso”, concluye el directivo.
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