Cobreloa ya no tiene paz. Fuera de ella, la había perdido desde que explotó el caso de violación masiva que involucró a nueve excadetes del club, de los cuales uno consiguió abandonar la prisión. En la cancha, la comunión con los hinchas que se había generado después de conseguir el ascenso, también se esfumó. La abultada derrota de la última fecha, ante Copiapó terminó con la apacible relación.

Los mineros sumaron su cuarta derrota en línea. Audax, Ñublense, Everton y los atacameños los derrotaron. Ante los chillanejos, de hecho sufrieron otra goleada: un radical 6-0. La caída ante los viñamarinos le costó la salida a Emiliano Astorga, quien el año pasado fue elevado a la categoría de héroe después de devolver al club a la Primera División después de ocho años de ausencia en la máxima categoría. El interino Pablo Abdala no pudo revertir el derrotero.

Irrupción

En Calama, la paciencia se agotó. Prueba de ello es que un alto número de fanáticos irrumpió en la última práctica del equipo nortino con la finalidad de hacerle saber al plantel el malestar que genera la actual campaña.

Los aficionados detuvieron el entrenamiento que se desarrollaba en el club de campo que mantiene el club, con la finalidad de dialogar con los futbolistas y transmitirles su preocupación por una campaña que tiene a los naranjas en el duodécimo puesto de la tabla, con 13 unidades, producto de cuatro victorias, un empate y siete caídas.

El capitán Rodolfo González y el delantero Cristián Insaurralde, dos de los jugadores más experimentados del plantel confrontaron a los fanáticos y suscribieron el compromiso grupal de revertir la actual campaña, con la finalidad de no pasar apremios que los acerquen a la parte más baja de la clasificación.

Este fin de semana, los Zorros del Desierto recibirán a Deportes Iquique. El compromiso supone una alta dificultad, pues los dirigidos de Miguel Ramírez vienen realizando una destacada campaña: con 23 unidades, son los escoltas del líder, Universidad de Chile.

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