Hace medio año, en los Mundiales de Atletismo de Londres, al aire libre, un joven moreno, de apenas 21 años, bajito, de sólo 1.74 metros, sorprendió al mundo al dejar relegado a Usain Bolt a un bronce por primera vez en su gran era (Gatlin se llevó el oro) y en el momento exacto de su prematura jubilación. Ayer, en Birmingham, siete meses más tarde y a 162 kilómetros de distancia, ese jovencito que sorprendió a todos en la capital británica se hizo de su primer título mundial, quizás lo único que le faltaba para tomar definitivamente la posta de sucesor del Rayo, en esa búsqueda obsesiva del atletismo por su nuevo jefe.
Cabeza gacha, escondida por sus escápulas, Coleman esperaba el pistoletazo de la final de los 60 metros, la prueba con que comenzó el año y de la que es el gran referente. Sonó la primera advertencia, sus músculos se tensaron, su espalda se alineó recta, lista para lo que vendría. 6 segundos y 37 centésimas más tarde, el jovencito que quiso ser jugador de fútbol americano, pero fue rechazado en cuanta universidad postuló, por ser muy bajo, se hizo al fin de la gloria, barriendo además con el antiguo récord del campeonato y fijándolo, ahora sí, con su nombre.
Nada es sorpresa. Todo lo contrario. Hace menos de un mes, el 18 de febrero, en la altura de Alburquerque, donde se disputaron los campeonatos nacionales bajo techo de Estados Unidos, el velocista ya había pasado a las crónicas mundiales por haber roto el récord mundial de la distancia. Lo hizo en 6"34, pavimentando el camino que ayer finalmente cruzó y borrando los 6"39 que consiguió Maurice Greene en 1998.
Dos medallas mundiales de plata parecían algo muy mezquino para el nuevo prodigio de la velocidad. Aquella tarde de agosto, cuando se transformó en el primero en derrotar a Bolt dos veces (en los 100 y en la posta que los reunió en el 4x100), sus ojos definitivamente se clavaron en el oro. Ahora al fin puede respirar tranquilo, aunque la prueba, claro, no cuente con el renombre e importancia del que sí alardean las distancias olímpicas. "Y que nadie olvide que ha corrido los 100 metros en 9"82 a los 21 años, más rápido que Bolt a esa edad", decía en aquella época su entrenador, Tim Hall, el mentor de quien el martes cumplirá los 22 años. Un crío aún.
La final fue tan veloz que, por ejemplo, el chino Su Bingtian, que se quedó en el segundo puesto (6"42), batió el récord de Asia. El atletismo, huérfano tras l adiós de Bolt, ya puede volver a ilusionarse.