Gonzalo Collao es la principal sorpresa de Reinaldo Rueda en la formación de Chile que enfrenta a Rumania. O no tanto, si se considera que el técnico colombiano se propuso hallar el recambio generacional para la Selección y el arquero de Cobreloa es uno de los porteros con mayor proyección en el fútbol chileno. En el caso del pórtico, la búsqueda es aún más apremiante, considerando el incierto retorno de Claudio Bravo.
Collao se formó en Coquimbo Unido. A Universidad de Chile llegó en 2012, con 14 años. En ese momento comenzó un proceso que tuvo una evolución constante que más tarde lo llevaría a integrar la Roja Sub 20 en 2017. Jugó el Sudamericano de Ecuador, con Héctor Robles en la banca. Más allá del fracaso grupal que representó la participación nacional, el arquero de 1,92 metros de estatura dejó una buena imagen.
Sin embargo, al regreso, chocó con la dura realidad. El arco azul tenía dueño: Johnny Herrera. Para la banca tampoco era prioridad: en ese sitio estaba Nelson Espinoza. En ese escenario, jugar por los universitarios se convertía en una misión compleja. Incluso ir a la banca. El año pasado, por la Copa Chile, ante Ñublense, se estrenó en el cuadro laico. Este año, consciente de que otra vez no iba a tener continuidad, prefirió partir a Cobreloa.
En los loínos encontró mayor regularidad. Ha disputado ocho partidos por el torneo de Segunda División y uno más por la Copa Chile. Rueda lo sumó a sus registros y le dio su primera chance.