Corinthians: Cassio; Fagner (82' M. Vital), P. Henrique (15' L. Santos), Henrique, D. Avelar; Ralf, Douglas, Jadson; Pedrinho (85' E. Sheik), Roger, Á. Romero.

DT. O. Loss.

Colo Colo: A. Orión; M. Zaldivia, J. Barroso, J. Insaurralde; Ó. Opazo, C. Baeza, C. Carmona, D. Pérez (78' G. Fierro); J. Valdivia (90' F. Campos); L. Barrios y E. Paredes (81' E. Pavez).

DT. G. Jara.

Goles: 1-0, 16' Jadson marca de penal. 1-1, 32' Barrios de cabeza tras centro de Pérez, 2-1, 64' Roger la empuja en el área.

Árbitro: N. Pitana (ARG). Amonestó a Ralf, Pedrinho (CO); Pérez, Barroso, Carmona, Barrios, Zaldivia (CC). Expulsó a Avelar (CO).

Estadio Arena Corinthians. Asistieron 38.112 personas.

Cuando se sufre, se goza más. Poco importa la forma en que se terminó defendiendo si el tesoro es la clásificación a los cuartos de final. No puede haber reproches para nadie si Colo Colo salió vivo del infierno paulista. La derrota por 2-1 se celebró como la final del mundo, por el enorme valor que tiene el paso a la ronda de los ocho mejores. Así como se sacó la mochila de la fase de grupos, este grupo dio otro salto cualitativo al instalarse en una ronda que no visitaba desde 1997. Y ahora que venga el siguiente.

Poco importa lo mal que lo pasó en el arranque Colo Colo. En parte por culpa del cuadro paulista, que salió decidido a arrinconar a los albos, soltando a sus laterales y buscando permanentemente a Roger, nominalmente el único delantero. Pero el cuadro chileno también ponía de su parte para sufrir en demasía en el inicio. El balón no duraba más de tres segundos en los pies de sus futbolistas y los dos delanteros, en este caso Paredes y Barrios, estaban muy desconectados. Lejos de Valdivia, veían como el juego pasaba siempre lejos de sus pies.

Corinthians no era muy claro para generar ocasiones de riesgo, pero desde la agresividad para recuperar el balón y para hacer la transición ofensiva, complicaba al Cacique, que pasó largos 20 minutos en las inmediaciones de su área. Para colmo, el local encontró la apertura de la cuenta a través de un lanzamiento penal ejecutado por Jadson. Una clara mano de Baeza no le había dejado otra opción a Pitana que sancionar la pena máxima. La mínima ventaja para el Timao era hasta ese momento la diferencia justa entre uno y otro.

Pero superado el agobio inicial, y la entrada en escena de Valvidia, que empezó a encontrar espacios para moverse por detrás de los volantes centrales locales, Colo Colo dio señales de vida concretas. Primero, a partir del posicionamiento de Baeza y Carmona, que salieron del fondo para posicionarse en campo rival. Y principalmente porque los laterales comenzaron a hacer daño por sus bandas. Justamente, una aparición sin marca de Damián Pérez por el carril izquierdo le permitió a Lucas Barrios conectar de cabeza un preciso centro desde la izquierda. Golazo de la Pantera por el gesto técnico y la viveza para ganar la posición entre los centrales brasileños. En los momentos en que asomaban las críticas en su contra, el argentino dio muestras de su categoría en el instante más oportuno.

El gol cambió la geografía del partido. Colo Colo comenzó a tomar el control y al local le costaba mucho encontrar espacios en la última zona. Insaurralde y Zaldivia agigantaban sus figuras en la zona de riesgo, al punto de que Orión casi no tuvo que intervenir.

Corinthians no tenía las armas futbolísticas para romper el murallón albo. Pero lo que no consiguió con el balón, Roger lo provocó desde la agresión. Porque un manotazo en contra de Barroso sacó al defensor unos minutos del partido. En la jugada siguiente, el ariete paulista aprovechó un tiro de esquina para desnivelar. Maldita casualidad para los albos, que otra vez, casi sin querer, se veían contra las cuerdas.

Con el gol en contra, y con poca energía para soportar el trámite, Colo Colo buscó refugio alrededor de Orión. Y le regaló buena parte del campo al local, que empezó un bombardeo constante sobre el área visitante. Aunque no había claridad, parecía muy frágil la resistencia. En un par de cruces, estuvo en riesgo la clasificación.

El silbato final de Pitana, de mal arbitraje, supuso a alivio, pero también a gloria. Un equipo que estuvo al borde del nocáut en la Copa en marzo pasado, hoy disfruta del paso a cuartos de final. Aplausos para el grupo y para Tapia, que siempre creyó que era posible. Ahora, el derecho a soñar con el premio mayor no se los quita nadie. Palmeiras o Cerro Porteño será el próximo desafío.