Colo Colo quedó en deuda en la Copa Libertadores. Los albos fueron incapaces de superar la fase de grupos y terminaron en el tercer puesto en el grupo F, detrás de River Plate y Fortaleza. Los brasileños, de hecho, fueron los encargados de aguarles la fiesta en el último partido. De ganarlo, el Cacique habría avanzado a los octavos de final del torneo de clubes más importante del continente. Como no lo logró, remató en el tercer puesto, superando solamente a Alianza Lima. Y, en consecuencia, debió conformarse con el premio de consuelo: disputar la Copa Sudamericana. El desafío comienza con la llave ante el Internacional de Porto Alegre, cuarto en la tabla del Brasileirao.

El equipo de Gustavo Quinteros llega a abrir la serie en el estadio Monumental envalentonado por la goleada que le endosó a Deportes Temuco, como visitante, por la Copa Chile. El 1-5 con que terminó el compromiso disputado en el Germán Becker debe ser tomado con calma, considerando las diferencias de jerarquía entre una escuadra que se conformó pensando en destacar a nivel continental y en recuperar el título nacional y otro que milita en Primera B. Sin embargo, deja como aliciente para la escuadra de Macul haber recuperado la contundencia ofensiva y haber despejado cualquier atisbo de duda sobre Juan Martín Lucero y Gabriel Costa, dos de los valores sobre los que el estratega deposita una mayor responsabilidad ofensiva. El argentino marcó un hat-trick y el peruano, envuelto en la polémica por la lista de invitados al repechaje que su selección perdió ante Australia, marcó los otros dos tantos, uno de ellos de penal, una de las materias pendientes que arrastraba el equipo popular.

Vuelve Cortés

La principal novedad alba estará en el arco, al que volverá Brayan Cortés. A fines de mayo, en un entrenamiento, el iquiqueño sufrió la rotura del menisco interno de la rodilla derecha, lo que lo obligó a someterse a un procedimiento quirúrgico y a la consiguiente rehabilitación. Aunque inicialmente se proyectó que la recuperación podía llegar a los tres meses, finalmente el proceso se acortó considerablemente y el golero pudo reintegrarse a los trabajos durante la intertemporada que el Cacique desarrolló en Argentina.

Con el portero titular ya recuperado, sino plenamente, al menos lo suficiente como para ser incluido en la formación titular, Quinteros optará por devolverle el puesto, en desmedro de Omar Carabalí, quien tomó el puesto durante su ausencia mostrando la evolución que le ha permitido consolidarse como alternativa en el arco de la escuadra popular. En el período, solo recibió un gol: el descuento temuquense en el choque jugado en el sur.

Brayan Cortés, abandona, lesionado, en el partido ante River Plate (Foto: Agenciauno).

El debut de Bouzat

El resto de la formación que preparó Quinteros da cuenta de la trascendencia que el club le da a la Sudamericana, que no pudo ganar en 2006, cuando el Pachuca mexicano frustró las aspiraciones del equipo que dirigía Claudio Borghi y que, dentro del campo, lideraba Matías Fernández. El ex seleccionador ecuatoriano mandará a la cancha a sus mejores hombres disponibles. De hecho, la única ausencia es Emiliano Amor. El zaguero argentino tuvo que ser operado por la rotura en un tendón del músculo peroneo largo del tobillo izquierdo. La imposibilidad de contar con su presencia en la zaga mantiene a la dirigencia alba, en particular al gerente deportivo, Daniel Morón, ocupada en la búsqueda de un refuerzo para esa posición. El club popular intentó el fichaje del exhispano Ramiro González, pero el informe del cuerpo médico desaconsejó su fichaje.

Quien sí se pudo incorporar y ya está en condiciones de ser considerado por Quinteros es el delantero Agustín Bouzat. El extremo, proveniente de Vélez Sarsfield, llega a fortalecer una posición en la que el estratega ya tiene varias opciones, como Pablo Solari, Marco Bolados, Cristián Zavala y Gabriel Costa, aunque la posibilidad de que el ex jugador de Melipilla parta a México puede generar un vacío. Si todos se mantienen, Costa se transforma, también, en una opción para la fase ofensiva del mediocampo, en la que el entrenador no utiliza un volante creativo convencional.

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