Matías Fernández no podía terminar su carrera deportiva en otro día que no fuera el 14. Fue el número que lo acompañó siempre. Este sábado, en el estadio Monumental, el talentoso volante disputó su partido de despedida, reuniendo a varios amigos y excompañeros, tanto del fútbol local como del extranjero.
La jornada fue muy especial para Colo Colo. Cerca de 40 mil personas fueron al recinto de Macul para presenciar el final del camino en la cancha de uno de los últimos ídolos del Cacique. Tras 80 minutos de un animado juego, en el que también participaron sus hijos, el ‘14 de los blancos’ se dirigió a los asistentes y emitió, emocionado, un discurso final.
“Buenas noches a todos. Como saben no soy mucho de hablar, pero hoy es un día especial. Así que espero que vengan con tiempo”, comenzó diciendo el campeón de América en 2015.
“Quiero dar las gracias a Dios. Estar con todos ustedes es algo que nunca olvidaré. Dar gracias a cada uno de mis compañeros, porque cada uno me ayudó a seguir creciendo. Y un aplauso aún más fuerte para los que vienen de afuera”, enfatizó Fernández.
“Quiero dar las gracias a mi mujer, Alejandra, porque ella ha sido un pilar fundamental. Sin ella, seguramente hace mucho me hubiera rendido. Quiero dar las gracias a mis hijos. Ahora es mi turno de acompañarlos en sus sueños. Quiero darle gracias a mi madre Mirta, quien fue el motor que me impulsó a quedarme en Santiago, porque me daba pena. Falta una sola persona hoy, que es mi padre, que está en los cielos”, continuó un visiblemente emocionado Matigol, ante los aplausos de los fanáticos.
Durante su alocución, agradeció por el amor que le ha dado el mundo albo: “Siempre he sentido su cariño, a pesar de que jugué mucho tiempo afuera. Siempre sentí el cariño, tengo qué mejor cariño. Una de las primeras veces que jugué aquí en Colo Colo fue cuando el equipo no estaba bien. Entonces las cosas no estaban muy bien y entré. La verdad es que no entré muy bien. Pero como era de casa, todo el mundo me aplaudía, aunque perdía la pelota. En ese momento comprendí que Colo Colo es una familia y es la familia donde pertenezco. Llegué con 12 años y hoy tengo 37. Con 12 años empezó mi historia en Colo Colo y hoy con 37 todo termina donde empezó”.
Hacia la parte final del discurso, el retirado jugador apeló a su espiritualidad y su cercanía con Cristo. “Por último, animar a todos a que vayan por sus sueños, poniendo todo de su parte. Conseguir las cosas terrenales, sin tener a Dios, vamos a seguir sintiéndonos vacíos. Si bien me retiro del fútbol profesional, el fútbol siempre será parte de mi vida. Ya no seguiré corriendo en las canchas, seguiré corriendo en la cancha espiritual”, selló.