Juan Carlos Gaete ya no está en su zona de confort. Lejos de El Salvador, donde vivió los momentos más felices como jugador, el joven delantero añora esa etapa en el norte y busca una salida de Colo Colo, el equipo al que llegó por cuatro años.

En menos de una semana pasó de la alegría máxima por jugar en el Cacique y ser figura en su primer entrenamiento a desaparecer del mapa, a tal punto que el club casi estampa una denuncia por presunta desgracia. Su círculo más cercano destapa la razón: "Lo único que quiere es volver a Cobresal".

Ese mismo entorno lo describe como "tímido, cuando no está en confianza". Algo que en el mineral no sucedía. "Se le notaba absolutamente feliz, incluso en un momento había que atajarlo para que no bromeara tanto. Nunca nos pasó que no fuera a un entrenamiento o quisiera volverse a Santiago", cuenta Rodrigo Cauas, psicólogo del cuadro de la Tercera Región. Además, en Chañaral vive su novia de hace seis meses, que tiene 17 años, cuya familia se convirtió en un verdadero sostén emocional para el puntero.

El profesional no deja de sorprenderse por lo que ocurrió con el atacante. "Pese a los antecedentes de haber abandonado una situación para ir a un lugar más cómodo, como esa vez que dejó una convocatoria para la Selección. Sin embargo, con nosotros nunca tuvo un problema en El Salvador", agrega.

Sobre la manera en que Gaete se desenvolvió en el cuadro de Gustavo Huerta, Cauas destaca que "es un jugador que el grupo lo quiere mucho, porque era el que siempre estaba tirando la talla. En general estaba muy metido en todas las actividades colectivas. Estaba muy bien, se contuvo adecuadamente y fue acogido de gran manera. Además, el técnico lo conoce mucho, por lo tanto sabía cómo trabajar con él. Efectivamente, estaba en el lugar preciso".

Marcelo Palma, ayudante técnico de Osvaldo Hurtado en Magallanes, resalta algunas de las características de la personalidad de su expupilo. "Él fue muy apegado a la gente del club, al profe Arica. Era un chico muy especial, muy alegre, bueno para la talla, medio revoltoso de repente. Él es muy de afectos, los grupos lo apañan y se hace querer. No tiene una personalidad agresiva, nunca fue agrandado. Después nos topamos como rivales, y siempre fue muy respetuoso y caballero".

Tomando en cuenta estos rasgos, ese sentimiento de nostalgia fue incrementándose, a tal punto de que cuando decidió no presentarse en el aeropuerto, Colo Colo determinó que José Mena, el psicólogo que llegó con Mario Salas, se quedara en Chile para acompañarlo en todo momento. Así, en esas conversaciones el jugador volvió a manifestar su deseo de volver al club de origen. "El psicólogo del club lo encontró bien, pero igualmente estamos preocupados, porque también le afectó tanta sobreexposición", revelan en su círculo.

Luego, viajó a Argentina para decirle en persona a Salas las razones por las que no quiere seguir en Macul. Ayer, el técnico, que se mostró muy comprensivo, entregó más pistas de su diálogo con el jugador: "Él tiene un permiso de unos días para resolver su situación y ver qué es mejor para él y para la institución. Por lo que pude conversar con él, no hay problemas de indisciplina ni problemas con sus compañeros".

En todo momento, el futbolista estuvo acompañado por gente del club, que le ofreció asesoría multidisciplinaria para que pueda solucionar otros aspectos de su vida cotidiana.

En Colo Colo esperan que él y su representante, Cristián Ogalde, avancen hacia una solución, tomando en cuenta que firmó un vínculo por los próximos cuatro años. La opción de un préstamo al cuadro albinaranja no se descarta. Sin embargo, en el club aguardan.

Mientras se define el futuro de Gaete, el club busca nuevos nombres para cerrar el plantel. En ese escenario, Edson Puch vuelve a sonar, mientras que por ahora no está en los planes sumar a un defensa.