Queda mucho todavía. Gustavo Quinteros lo sabe. Su Colo Colo peleó, al fin mostró actitud, pero no fue suficiente para estrenar con un triunfo a su nuevo DT. Pero sí le alcanzó, al menos, para celebrar un empate 2-2 en los descuentos ante Coquimbo Unido. En el escenario de crisis que vive el Cacique, esos pequeños logros ya valen mucho, pensando en un mejor futuro.
Como era de esperar, el Cacique salió al Sánchez Rumoroso a exponer los nuevos bríos del equipo, tras la llegada del nuevo entrenador. A correr, a gritar y pelearlas todas. Demostrar una cara mucho más feliz de la exhibida hasta ahora en el campeonato nacional. No le duró mucho. Coquimbo demoró poco para tomarle la mano al partido y equipararlo, con un mediocampo muy dinámico, con Aravena y Manríquez empujando a sus compañeros y con Farfán pisando fuerte por la banda derecha.
Como sea, el partido era de trámite muy parejo. Y eso, para el momento en que llegaba el cuadro popular, ya era un avance. Desde la orilla, en tanto, Quinteros gritaba y gritaba a sus jugadores, y también al árbitro Nicolás Gamboa, con quien tuvo una discusión aparte (quizás recordó cuando en la UC, visitanto a La Calera, fue expulsado por tener un frente cruce con Gamboa, cuarto árbitro de ese duelo).
El problema de Colo Colo es que las buenas intenciones se diluían en la generación de juego. Ahí los albos siguen en deuda y con puntos muy bajos: Bolados, por ejemplo, con cero presencia por la banda. ¿Y Valencia? Con esa tendencia -o necesidad- de retroceder demasiado para tomar contacto con la pelota. En ese contexto, Costa, el indescifrable Costa, aparecía como uno de los más protagonistas.
¿Paredes? Náufrago. Igual que Vallejos, el centroatacante de los locales. Lo cierto es que el partido ofrecía muy pocas emociones en las áreas. Y si llegó el gol, solo fue por la acción del VAR, que vio una mano de Insaurralde en un tiro de esquina, muy cerca del descanso. Gamboa lo cobró y Abrigo lo sentenció con calidad.
Quinteros tenía que remover la estructura de su nueva escuadra. No hizo cambios de nombres, pero seguramente si dio una charla fuerte en el camarín, porque los blancos ingresaron con otra actitud a la cancha. Con una idea más clara, con una apuesta más firme. Juego directo, con el equipo instalado unos metros más arriba, tomando riesgos, especialmente con el aspecto físico, algo que les ha golpeado fuerte desde regresó la competencia local.
Así, sin tantas luces, pero metiendo, el Cacique acorraló a los piratas. El balón empezó a rondar el arco de Cano, siempre al filo de la locura cuando juega con los pies. No fue sorpresivo, entonces, que los capitalinos se encontraran con el empate a los 65′, gracias a un cabezazo de Costa. ¿Será que Quinteros tuvo un diálogo aparte con el uruguayo nacionalizado peruano? La verdad es que su presentación en la Cuarta Región ha sido de las mejores que se le ha visto desde que apareció por los pastos del Monumental.
El cuadro popular competía, un avance en serio. Pero cuando la nube negra está encima, cuesta cubrirse de la lluvia. Miguel Pinto regaló el 2-1 a Berardo en el minuto 95. Parecía que la jornada se cerraba con otro golpe terrible para los albos, pero apareció un joven de la casa en la agonía, Luciano Arriagada, para salvar al club de sus amores con un cabezazo y una plegaria. Lo empató Colo Colo, mejoró Colo Colo, pero le falta mucho para cantar victoria. A Quinteros le queda mucho trabajo.