Despierten colocolinos. La peor pesadilla de su historia como hinchas terminó. La B ya no les persigue, el año más triste del club, el más escandaloso, ahora es un recuerdo triste y oscuro. Respiren, aliviados, las burlas no pasarán del “casi”. El Cacique sigue en Primera División, se levanta de la tumba y sentencia el descenso de Universidad de Concepción, en la final del todo y nada, el de la salvación o el infierno.
Sacúdanse de las malas decisiones de la dirigencia, de las peleas en el camarín, del desfile por el Seguro de Cesantía y de esos partidos impropios para la casta del cuadro popular. Duerman tranquilos, soñando con un 2021 más amable, con el retorno al estadio y a las ligas mayores. Es tarea de otros, si lo quieren entender de una vez por todas, recomponer a una institución muy herida.
Después de tanto sufrimiento, es mejor centrarse en las gambetas de Solari, el niño endiablado, que después de ser perdonado por una plancha terrible, enseñó el camino y abrió la cuenta a los 19 minutos, tras eludir a dos rivales. Porque en un partido lleno de tensión y miedo, jugado sin muchas luces, digno del premio que se estaba disputando, el argentino de 19 años fue una rayo de esperanza cada vez que tocaba la pelota.
Colo Colo fue mejor en el primer tiempo, sin ser brillante. Cortó el circuito de los talentosos del Campanil, con buena tarea de Carmona y Fuentes. Y en ataque, al menos tuvo la personalidad de Jara, que siempre pidió la pelota y siempre también tuvo como único objetivo de sus pases a Solari. Así llegó el gol, de hecho, el primero del juvenil en el profesionalismo. La UdeC, en tanto, solo ofrecía el pelotazo rústico de sus defensas, que se perdía en el fondo o en alguna cabeza blanca. Lo cierto es que los penquistas regalaron 45 minutos.
Algo cambiaron las cosas en la segunda mitad. No porque el juego mejorara (era utópico esperar un partido pulcro), pero sí por el deseo penquista de ser protagonista. Deseo y obligación. Y tal como en sus últimos partidos, la banca echó para atrás a sus futbolistas, que desde muy temprano empezaron a demorar el juego. Pocas ideas, eso sí, hasta que en en el Campanil ingresó Maxi Quinteros, quien le dio alternativa de descarga a Waterman.
A Colo Colo no le duraba la pelota. Aún así, Solari estrelló la pelota en el travesaño. Waterman provocó una atajada de Cortés, antes de eso. El duelo se abrió y los nervios crecieron en ambos bandos. Había mucho en juego: la historia de los albos contra el honor de los amarillos. Emoción y rabia. Una mezcla de sentimientos al borde del abismo.
Y en ese mar de pulsaciones, el blanco salió victorioso, en Primera División. Se acabó la pesadilla del Cacique, cuya leyenda no merece volver a pasar por algo así de nuevo. Hoy sus hinchas lloran, posiblemente, igual que sus jugadores tras el pitazo final. Pero contentos, desahogados, liberados de la angustia y la presión. Ahora viene lo importante: sanar de una campaña funesta. El mensaje y la obligación es para quienes defienden al club más ganador del fútbol chileno, desde la cancha y especialmente desde el escritorio. Porque si en Colo Colo no hay una reestructuración profunda, un cambio radical, la grandeza en algún momento no alcanzará.
FICHA DEL PARTIDO
Colo Colo 1: Cortés; Rojas, Campos, Falcón, Suazo; Carmona, Fuentes; Solari (90′, Espinoza), Jara (69′, Alarcón), Véjar (78′, De la Fuente); Parraguez (78′, Morales). DT: G. Quinteros.
U. de Concepción 0: Reyes; Abarca (65′, Ramírez), Correa, Godoy, Díaz; Camargo, Robles; Cabrera (83′, Alles), Carvallo, Carreño (65′, Quinteros); Waterman. DT: H. Balladares:
Goles: 1-0, 19′, Solari elude a Díaz y Robles para definir de derecha con la complicidad del portero Reyes.
Árbitro: Julio Báscuñán. Amonestó a Solari, Carmona (CC); Abarca, Correa, Robles, Camargo, Reyes (UdeC). A los 90+7′ expulsa a Díaz por falta a Rojas.
Estadio Fiscal de Talca: Sin público.