Colo Colo recupera una sana costumbre: ganar. El equipo de Gustavo Quinteros vence a Curicó Unido por 2-0 y encadena su tercera victoria consecutiva en el Campeonato Nacional. Llega a 25 puntos, aunque lo más importante es que empieza a consolidar una idea futbolística. El equipo de Gustavo Quinteros comienza a ser sólido. El técnico da con los nombres precisos para desarrollar su propuesta y estos le responden dentro de la cancha. No aún a un nivel descollante, pero sí solvente. Y con eso, le basta.

Hay nombres que muestran el nivel idóneo para sostener lo que plantea el técnico. Leonardo Gil, por ejemplo, se mueve sin problemas en las demarcaciones que le asigna Quinteros en un tiempo y otro y hasta se transforma en goleador cuando el técnico lo manda un par de metros más adelante. Vicente Pizarro juega con el aplomo de un experimentado y le aporta el equilibrio defensivo y el vigor físico que requiere la fórmula. Marcos Bolados se roba la película con las asistencias para ambos goles. E Iván Morales ya no solo anota desde el punto del penal. Ahora, como en los 30′, regala una definición exquisita para la apertura del marcador.

Costa y Pizarro intentan rematar al arco curicano (Foto: Agenciauno)

Confianza

El Colo Colo versión ganadora destila confianza. Se acomoda al nuevo diseño que establece Quinteros, que considera una línea de cuatro hombres en el fondo, dos volantes mixtos y hasta cuatro hombres con libertad para lanzarse al ataque. No se desespera si el rival lo amenaza, como pasó en la segunda etapa del encuentro con los torteros, que intentaron acercarse con mayor frecuencia al arco de Brayan Cortés y por momentos lo consiguieron. Tampoco se desmorona si uno de sus hombres importantes, como Matías Zaldivia, sale de la cancha con una lesión de diagnóstico incierto hasta el momento.

Es cierto que los albos tampoco deslumbran. Que les falta para eso. Pero también es real que ya no pasan los apremios de antes si pierden el balón y que son capaces de soportar los embates rivales, que para el caso de los pupilos de Damián Muñoz, el técnico que asumió como interino ante la salida de Martín Palermo, corrieron por cuenta de Leandro Benegas y de Bayron Oyarzo.

Este Colo Colo se ríe en el campo. Si hasta Gustavo Quinteros grita menos en contra de los árbitros e interviene más para estimular a sus jugadores. Este Colo Colo se parece mucho más al que sueñan sus hinchas. Recuperó buena parte de su esencia. Se adapta a las alturas. Va por buen camino.

Sigue en El Deportivo