Colo Colo enfrentaba su gran prueba de suficiencia ante River Plate, un equipo de época que Marcelo Gallardo ha ido moldeando hasta llevarlo a ser uno de los mejores del continente en los últimos años. Sin duda, que el partido que todos anhelaban jugar para ver realmente cuál es el nivel del equipo de Gustavo Quinteros en la Copa Libertadores. Y si bien cayó 1-2, el local hizo una digna presentación ante un adversario que supo sacar la contundencia en el momento preciso.
Desde muy temprano, largas filas rodearon el perímetro del Estadio Monumental, un recinto que cada vez se ve más complicado frente a los duelos de alta convocatoria. Al menos en cuatro ocasiones los fanáticos rompieron diversos accesos para colarse en las distintas tribunas, repletando hasta las escaleras y poniendo en serio riesgo la seguridad de quienes sí pagaron por una entrada. Carabineros se vio sobrepasado en el exterior y actuó con elementos disuasivos que tuvieron un dispar efecto.
En las gradas también los hinchas hicieron sentir con fuerza su descontento por los recientes cambios en la conducción de Blanco y Negro, ahora encabezada por Alfredo Stöhwing, y gritaron con fuerza contra la concesionaria y a la salida encararon a Aníbal Mosa. Bajo ese ambiente y con un gran recibimiento, los albos saltaron a la cancha de Macul en busca de una victoria que no solo les significaba reafirmar sus convicciones, sino que también quedar muy cerca de los octavos de final o, en el peor de los casos, asegurar un cupo en la Copa Sudamericana.
El cuadro popular partió bien. Intentó presionar la salida de los Millonarios y buscó aprovechar las subidas de Gabriel Suazo por el sector izquierdo y de Óscar Opazo por el derecho. A los 5′, Maximiliano Falcón inquietó con un cabezazo, pero Franco Armani no tuvo problemas para controlar el balón. Luego, otro remate ajustado del movedizo Pablo Solari (22′) obligó al portero a exigirse al máximo y sacar la bola al córner.
En contraparte, el Cacique quedó algo expuesto ante la velocidad y la construcción de ataques directos del equipo de la banda sangre. Julián Álvarez y Esequiel Barco, cada vez que se juntaron con Nicolás de la Cruz y Enzo Fernández, fueron agentes peligrosos y en más de alguna ocasión recibieron con libertad, obligando al bloque defensivo a reaccionar con mucha rapidez para contener el peligro.
Cuando los de Quinteros controlaban el partido, sufrieron un duro golpe con la lesión de Brayan Cortés. El arquero cayó mal al descolgar un córner y no se pudo recuperar. Pidió cambio y Omar Carabalí lo reemplazó a los 34′. A pesar de ese impacto anímico, el equipo popular siguió apegado a su libreto. Cinco minutos después, Solari casi abre la cuenta con un centro rasante que casi se le cuela al meta visitante.
Con el pasar de los minutos, al elenco del Muñeco no le desagradó el punto. Mientras el local buscó el desnivel, pero sin arriesgar mucho. Si bien el ideal era el triunfo, conservar el invicto tampoco se veía tan mal.
Juan Martín Lucero en general estaba siendo bien controlado por Paulo Díaz, por lo que los ataques se limitaron a lo que hiciera Solari por la banda derecha.
A los 63′, River tuvo el gol, pero el cabezazo de Fernández, en muy buena posición, se fue sobre el pórtico de Carabalí, quien de todos modos no tuvo tanto trabajo en la fría noche de Macul.
Las estocadas
El epílogo encontró a un Colo Colo cansado y eso lo aprovechó la visita, cuyo instinto siempre está ahí, aunque parezca dormido. A los 82′, Paulo Díaz abrió el balón hacia la derecha, para que Andrés Herrera sacara un centro bajo. Carabalí estuvo débil en la reacción y Falcón tampoco llegó para sacarla. El error lo aprovechó Matías Suárez, quien metió la punta del botín para que el balón ingresara lentamente. Los albos reclamaron una clara falta previa de Díaz sobre Oroz.
Sin hacer tanto, los Millonarios se estaban llevando el botín completo desde Santiago y Colo Colo. Y la contundencia la dejó para el final, ya que cuando el Cacique trataba de ponerse de pie, Barco liquidó el partido con un remate de distancia (89′).
Dos minutos más tarde, Lucero aprovechó un formidable centro de Solari para ganarle el cabezazo a Díaz y ponerle un poco más de justicia a lo que sucedió en la cancha.
Si bien el resultado no fue el esperado, el cuadro popular no dejó malas sensaciones y todavía se mantiene en zona de clasificación. En Lima, la próxima fecha, puede dar un enorme paso hacia ese objetivo.