Colo Colo se concentra en el Campeonato Nacional y vuelve a la punta. Los albos, que habían vencido a Alianza Lima por la Copa Libertadores, en su segundo triunfo consecutivo en el torneo continental, ahora podían abocarse exclusivamente a sus obligaciones en el campo criollo. Y, sin la necesidad de guardar piezas, las sacan adelante en un partido no exento de problemas, ganándole a un Cobresal que presentó una dura resistencia, pero que terminó resignándose a la derrota. En Macul, se impusieron los albos por 2-1 y alcanzaron los 20 puntos, los mismos que tiene Unión Española, con el que comparten la parte más alta de la tabla del Campeonato Nacional.
El inicio del duelo que se jugó en el estadio Monumental tuvo todos los elementos que regularmente se les reclaman a los equipos chilenos: dos escuadras dispuestas a plantearles problemas defensivos a su rival, un intenso ritmo durante su desarrollo, goles y hasta expulsiones, que obligarían tanto a Gustavo Quinteros como a Gustavo Huerta a replantear sus fórmulas para el resto del compromiso.
Ritmo desde temprano
El buen nivel comenzó a reflejarse desde temprano. De hecho, en una situación inusual en el balompié nacional, fue el visitante el que tuvo la primera ocasión de gol clara. Apenas en los 2′, Juan Carlos Gaete, quien fue pifiado por los treinta mil hinchas del Cacique que llegaron a Macul por sus discretos pasos por el club popular, obligó a una gran tapada de Brayan Cortés.
Los mineros mostraron personalidad en el comienzo. Y también buen fútbol. Guillermo Pacheco, Gastón Lezcano y Nelson Sepúlveda montaron un circuito por el sector derecho que le generó varios problemas al Cacique, que demoró diez minutos en descifrar la propuesta de Huerta.
Pasado ese momento, el anfitrión comenzó a llegar. Primero a través de un balonazo largo de Maximiliano Falcón, que terminó en un centro de Pablo Solari que no encontró receptor en el centro del área. Y luego mediante una acción que sí terminó bien: en los 14′, un tiro de esquina ejecutado por Leonardo Gil desde el sector izquierdo del ataque albo fue pivoteado por Esteban Pavez. El balón lo encontró Emiliano Amor y lo envió al fondo de las mallas del pórtico de Leandro Requena.
Lejos de amilanarse, y probablemente ahí radique la explicación para un encuentro que entusiasmó, Cobresal persistió en la búsqueda del arco del dueño de casa. Y encontró premio en los 26′ cuando Alejandro Camargo capitalizó en el centro del arco un envío de Pacheco, que seguía confirmando su buen rendimiento. 1-1 y el Monumental enmudecía.
Sin embargo, en el recinto albo no habría espacio para respiros. Y en la jugada siguiente sería el turno del Cacique para una nueva celebración. Después de una habilitación de Amor, la figura del partido, Solari le ganó la posición a Iván Villalba y definió con prestancia ante la salida de Requena. Los albos volvían a ponerse en ventaja, aunque no necesariamente encontrarían la calma.
Pasaron pocos minutos para que el Cacique sumaba una nueva preocupación: Juan Martín Lucero abandonaba la cancha con problemas musculares y, al margen de obligar a ajustar el planteamiento en el duelo ante los nortinos, ponía la duda respecto de su participación en el próximo partido: ante la UC en San Carlos de Apoquindo.
Al primer tiempo le quedaban más emociones. En los 34′, Gabriel Costa le aplicó un planchazo injustificable a Camargo y el juez Felipe González no vaciló en echarlo. No jugará ante los cruzados. La misma suerte corrió el paraguayo Iván Villalba en la adición de la primera etapa, por un manotazo igual de irresponsable, a Gil.
El cansancio pasa la cuenta
El segundo tiempo no disminuyó en ritmo ni en tensión. Eso sí, la menor presencia de efectivos en el campo, por las expulsiones, disminuyó las ocasiones de gol. La más clara del local fue, de hecho, un infortunio: en los 58′, Requena estuvo presto para evitar el autogol de Iván Contreras.
Los últimos intentos de ambas bancas apuntaron, de hecho, a refrescar sus ataques. En Colo Colo, el cansancio de Solari le dio paso a una nueva opción para Cristián Zavala, aunque la ocasión de gol más clara la produjo Esteban Pavez, con un remate de distancia que obligó a una lucida intervención de Requena, a siete minutos del final.
El cierre del partido fue, probablemente, uno de los escasos momentos en que disminuyó la tensión. El cansancio ya era evidente. Lo que no varió fue la alegría del Cacique, que sumaba tres puntos claves y que se instalaba, otra vez, donde siempre quiere estar.