Por Matías Parker, editor de El Deportivo
La enfermedad de la U lleva años pareciendo ser terminal. Ya poco importa quién se ponga a la cabeza del club y con qué intenciones llegue. Da igual si habla, no habla o, simplemente, filtra. Peleas internas, incluso de poder a nivel de directorio, son adornos que semana a semana demuestran que aún se puede caer más bajo.
Lo que viene arrastrando Universidad de Chile hace varios años seguramente ni su peor enemigo se lo deseó. Un club que estuvo a tres minutos del descenso durante la temporada pasada y que vuelve a tropezar y verse obligado a empezar de cero. Otro proyecto que generó esperanza entre los estudiantiles se va nuevamente al tacho de la basura. Otro fracaso más. Porque si alguien dice que los hinchas de la U no se llegaron ilusionar con la llegada de Roggiero miente. El “Masterclass”, el “matemático experto”, “El Salvador”, apenas duró siete meses en su cargo. Ya sea por incapacidad del ecuatoriano, quien contrató mal y armó un equipo desbalanceado, o la poca paciencia que le tuvieron los dirigentes, quienes casi que a la primera lo echaron, Roggiero se va sin pena ni gloria de Chile.
El reinicio, desde un cero más literal que nunca, es preocupante. Porque el gerente deportivo que llegue pedirá tiempo y paciencia y el técnico que asuma, que a esta altura será elegido por Clark, y no por el “nuevo Roggiero”, tendrá la excusa a la mano: dirá que este no es su plantel. Y a ese enredo se le sumará que si a los azules les va mal, el gerente que asuma dirá que este DT no fue elegido por él. Un ciclo fatal que se ha transformado en un boomerang en la U.
Lo de los azules es preocupante porque, en lo deportivo, vuelve a jugar contra el descenso. A desafiarlo, tal como ha ocurrido durante los últimos años. Esta vez, sin embargo, parece ser el escenario más complicado. Porque lo que ya le faltaba a un equipo disminuido en la cancha se agudizó con la guerrilla que existe en la directiva. A Clark, el presidente, no todos lo quieren. “No es apto para el cargo”, dijo Carolina Coppo, la directora de Azul Azul.
La U corre contra el tiempo, otra vez. Un equipo que parece estar condenado al sufrimiento. Por ahora, la dirigencia busca su decimoséptimo técnico en los últimos 10 años. También a su séptimo gerente deportivo en casi el mismo periodo de tiempo. Y, seguramente, se ilusionará con un título nacional que no consiguen hace cinco años. Un espejismo para un enfermo terminal.