Durante los dos últimos años he tenido la suerte de participar en tres presentaciones sobre la remodelación del estadio de Universidad Católica. Hace unos días, incluso, lo visité. Con casco y todas las medidas de seguridad correspondientes, me metí de lleno en el sueño cruzado.
Lo que vi no me dejó indiferente. El estadio que levanta cruzados no es solo una remodelación, sino que se anota como un salto de calidad para el deporte chileno. Se erige como un símbolo de modernidad, sostenibilidad y seguridad, marcando un hito para el fútbol nuestro.
Su levantamiento ha estado marcado por diferentes puntos. Sin embargo, la seguridad ha sido uno de sus ítems principales. Con alrededor de 150 cámaras de alta resolución, el estadio garantizará tranquilidad tanto dentro del recinto como en los alrededores del mismo. A lo anterior debemos sumarle la incorporación de sistemas de análisis y reconocimiento facial. Un avance de cara a la lucha contra los violentos que acechan el fútbol.
Pero este recinto no solo brillará por su seguridad. Su diseño arquitectónico apuesta por la sostenibilidad y el respeto al entorno natural. El uso predominante de la madera, más de 1.600 m3 de este material, es un gesto hacia el medio ambiente ofreciendo una menor huella de carbono en comparación con otras opciones de construcción, no genera residuos en obra y aporta beneficios térmicos, acústicos, psicológicos y fisiológicos para las personas.
Lo anterior se suma a los 400 paneles solares fotovoltaicos, un acuerdo con la empresa de electricidad para ser suministrados 100% con energía limpia y 3.200 árboles nativos para el paisajismo del entorno.
El estadio de la UC será para todo el año, no solo para el partido del fin de semana. El reducto de Las Condes destaca como un venue multipropósito, que tendrá vida y comunidad los 365 días del año. Desde su capacidad ampliada a 20 mil espectadores hasta su boulevard continuo de 360°, el espacio está diseñado para ofrecer comodidad y accesibilidad tanto en eventos deportivos como en actividades comerciales y culturales. Contará además con 46 suites y palcos que elevarán el estándar de confort y exclusividad para los asistentes.
La elección del césped fue otro tema. Que se optara por una hierba sintética de última generación (que pareciera natural) no solo responde a necesidades deportivas, sino también a la realidad climática de nuestro país con un sistema que ahorra sobre 7 millones de litros de agua anualmente. Dado lo anterior, este campo estará siempre en condiciones óptimas para albergar tanto partidos de fútbol como otro tipo de eventos.
El nuevo estadio de Cruzados no solo será un espacio deportivo, sino un legado para la comunidad, un ejemplo de cómo se puede combinar tecnología, sostenibilidad y seguridad para crear un entorno positivo y próspero. Con este proyecto, el estadio de Universidad Católica se sitúa como un aspirante a ser el más moderno y sustentable de Sudamérica. En resumen, un regalo para Chile.