Huachipato visitaba a Osorno en el mítico Parque Schott, en septiembre de 1998. En los acereros estaba Juan Carreño, el Candonga, quien es protagonista de esta historia que dejó varios caídos luego de un momento de furia del ex seleccionado nacional. Luego de haber sido expulsado, el delantero se dirigía a camarines cuando los rivales comenzaron a encararlo y él, cual boxeador, comenzó a repartir golpes a los osorninos. Una escena icónica del fútbol chileno que hoy cumple dos décadas.

El primero en cruzarse en el camino de Candonga fue el arquero Hernán Caputto, quien lo increpó por la patada que le pegó a uno de sus compañeros y que significó su tarjeta roja. Sin embargo, el argentino nacionalizado chileno se fue rápidamente al piso por dos certeros golpes que le puso Carreño en la cara. Ese fue el primero de la  bataola que se desencadenó después.

En total, cuatro fueron los futbolistas que sufrieron la furia de Carreño, quien tampoco la sacó barata, ya que los locales lo rodearon y le pegaron lo que pudieron. Candonga, quien jugó en 16 equipos del fútbol chileno, seguía dando manotazos hasta que la policía separó la pelea y lo sacaron de la cancha. Un día que quedó en la historia del fútbol nacional, aunque no precisamente por lo deportivo.

"En un corner entro por atrás y sin querer golpeo a Hernán Caputto, el arquero de Osorno, y me meto con él para el arco. Le ofrecí la mano para pararlo y me dijo: "con razón te dejaron fuera del Mundial tal por cual". Ya, perfecto, es normal, pensé. Hubo otro corner y alguien me aprieta los testículos. Yo lo veo que se ríe y le pego un charchazo a mano abierta. El árbitro me dice "Juanito, te ví" y me voy expulsado. Hasta ahí normal. Una expulsión más en el fútbol", explicó Carreño a The Clinic hace algunos años, sobre los hechos previos a su expulsión.

"Hasta que le pegué a Caputto soy culpable y responsable de todo, pero cuando los otros jugadores vienen corriendo y se me tiran encima, lógicamente que me tuve que defender. O pegas o te cagan. En el barrio uno aprende que hay que tirar a matar siempre", añadió aquella vez.

Luego, Carreño fue sancionado por seis meses, pero él no se quejó. Incluso la encontró justa y reflexionó al respecto. "No es para sentirse orgulloso, era ídolo de los niños de Huachipato", concluyó al citado medio.

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