Hasta que llegó el día. Lionel Messi debutó con la camiseta de Paris Saint-Germain y dejó atrás todos sus recuerdos con Barcelona. El argentino jugó casi media hora en la victoria de 2-0 sobre Reims. Y aunque no derrochó ese talento generó la efervescencia esperada para una jornada ya marcada como histórica.
El Fenómeno Messi tiene esas cosas que están casi fuera del fútbol. El estadio Auguste Delaune de la ciudad de Reims alrededor de 150 kilómetros de la capital París, donde hace de local el Stade de esa ciudad, fue el lugar elegido para el inicio de una nueva era en el fútbol: la primera vez que La Pulga no disputaba un duelo oficial por clubes sin la camiseta de Barcelona.
Y es que en el hoy modesto equipo galo sabían que serían testigos de un hecho histórico en el fútbol. Porque el estreno de la estrella argentina en el Paris Saint-Germain fue un día marcado en el calendario.
Récord de asistencia al recinto, con más de 20 mil personas en las graderías. La mayor cantidad de periodistas acreditados en la historia del club y entradas que superaron los 800 mil pesos chilenos. Todos datos que sirven para graficar la efervescencia que provoca uno de las mayores movidas en la bitácora mundial del fútbol.
Dos de Mbappé
Pero el argentino no salió al campo desde el inicio. Fueron las otras estrellas el millonario equipo qatarí, que no son pocas, las encargadas de sumar la cuarta victoria consecutiva del subcampeón galo ante el modesto equipo de la región de Champagne.
Kylian Mabppé, quien podría haber jugado su último partido con PSG, cuando el duelo recién veía los 16 minutos. El elenco de Mauricio Pochettino era superior, pero no lograba traducir esa hegemonía en goles.
El mismo jugador apuntado por Real Madrid fue el encargado de sellar el marcador ante modesto Stade de Reims, cuando el reloj marcaba los 63 minutos de juego, tres minutos antes de que el transandino saliera a calentar, provocando la ovación general del pequeño recinto.
Debut de Lio
El entrenador argentino ya había visto suficiente y se decidió por su nueva estrella. A los 66 minutos, el discípulo de Marcelo Bielsa dispuso el ingreso de Messi por Neymar, los mismos que fueran amigos y compañeros en Barcelona.
El reciente campeón de América se instaló en el sector derecho del ataque de los parisinos. Intentó generar un par de paredes con el mismo Mbappé e, incluso, se llevó un par de caricias de los recios defensivos de la Ligue 1, el torneo que más tarjetas rojas directas vio la temporada pasada, entre las cinco ligas más importantes.
Messi ya se visitó de azul e inició su nueva etapa en el fútbol. Y aunque no deslumbró en el inicio, demostró que su sola presencia genera ánimos y conmoción, como uno de los grandes referentes del fútbol del planeta.