El debut (y despedida) del breakdance en los Juegos Olímpicos no pasó inadvertido, gracias a la australiana Rachael Gunn. La deportista que no logró puntuar París 2024 y que se hizo viral gracias a sus singulares movimientos, se vio envuelta en una polémica de proporciones.
Es que una nota anónima en el sitio change.org aseguró que la atleta desvió recursos que habían para esta disciplina y “montó su propio organismo de gobierno para manipular el proceso de selección en su propio beneficio”.
Frases que recorrieron el mundo en cosa de horas y que fueron desmentidas de manera tajante por el Comité Olímpico de ese país. “El escrito contiene numerosas falsedades diseñadas para engendrar odio contra una deportista que fue seleccionada para la delegación olímpica australiana mediante un evento transparente e independiente de clasificación y en un proceso de nominación”, sostuvo el director ejecutivo de la mencionada entidad, Matt Carroll.
Además, descartaron que Gunn o su marido (también breaker) tuvieran cargos en la federación respectiva o capacidad de influir en sus decisiones. “Rachael Gunn no tiene puestos en AUSBreaking ni en la federación de danza deportiva de Australia en capacidad alguna... Simplemente es una deportista que compitió en el evento clasificatorio y lo ganó”, declaró.
Palabras que fueron ratificadas por AUSBreaking en un comunicado, dónde aclararon que “contrariamente a la información errónea que circula, el esposo de la Dra. Gunn, el entrenador de Raygun, no fue miembro del panel de selección ni del comité de evaluación”.
La aludida en todo caso también alzó la voz y en un video reveló que “realmente aprecio la positividad, y me alegro de haber sido capaz de traer un poco de alegría a sus vidas. Eso es lo que esperaba. No me di cuenta de que eso también abriría la puerta a tanto odio que, francamente, ha sido bastante devastador”.
Luego detalló que “salí y me divertí. Me lo tomé muy en serio. Me dejé la piel preparándome para los Juegos Olímpicos y lo di todo. De verdad. Es un honor haber formado parte del equipo olímpico australiano y del debut olímpico del breaking”.
Más, polémica aparte, el breakdance no clasificó para la cita de los cinco anillos de Los Ángeles 2028 y se considera muy difícil que llegue a su tierra natal el 2032, por lo que -de todas formas- su participación quedó en la historia.