Cómo funciona Deportes Temuco, el feudo de Marcelo Salas

MARCELO SALAS

El Matador ejerce el control casi total del club que decidió suspender los contratos de sus jugadores, técnicos y funcionarios ante la inactividad por el coronavirus. Posee el 84% de la propiedad y en el directorio incluye a su padre, su hermana y un sobrino.



En Deportes Temuco la rabia se mezcla con la extrañeza. En el plantel hay molestia con el directorio que encabeza Marcelo Salas por la decisión de suspender los contratos de los futbolistas y otros funcionarios del club acogiéndose a la ley de Protección del Empleo. E incredulidad porque la medida proviene de un colega que hoy está en la otra trinchera. Las posiciones están marcadas. El club ha defendido la medida y el equipo que dirige Patricio Lira, después de superar el shock inicial, intenta acercar posiciones.

Como si se tratara de un partido de fútbol, cada uno define sus estrategias, pero, en el fondo, se asume que la batalla tendrá como principal oponente al Matador. Según el último estado financiero publicado por la Superintendencia de Valores y Seguros, SVS, el ex goleador de Universidad de Chile, River Plate, Lazio y la Juventus concentra el 84 por ciento de la propiedad del club. Dos paquetes conforman su participación. El primero, con el 61 por ciento de las acciones, está registrado a nombre de Salas Producciones y Promociones Publicitarias Limitada. El segundo, por el 23 por ciento, pertenece al exdelantero como persona natural. El 16 por ciento restante está en manos de Raúl Jélvez, vicepresidente del club y el abogado que ha asesorado a Salas desde que se lucía en el campo de juego.

Dominio total

El dominio del clan Salas en Deportes Temuco se refleja en el organigrama de la institución que consta en el citado documento disponible en la SVS, aunque en la Novena Región advierten que la plantilla sufrirá variaciones apenas las puedan registrar en la ANFP. Además de Marcelo Salas y de Jélvez, el directorio la componen Rosember Salas, padre de Marcelo; Claudia, hermana del exjugador; y Christopher Salas, su sobrino. El restante es Matías Jélvez, hijo de Raúl. Es decir, un grupo cerrado. Y, por cierto, silencioso. “Estoy ocupado”, se limitó a responder, secamente, Raúl Jélvez ante la llamada de La Tercera. Al jurista se le señala internamente como la mano derecha y dura de Salas. “Es el que negocia y el que ve los contratos”, confidencia un futbolista. Fernando Navarrete, el gerente general, tampoco contestó.

Otra muestra del dominio absoluto de Salas es que Deportes Temuco funciona en el complejo M11 Labranza, otro de los emprendimientos del exdelantero. La última memoria del club consigna que “es arrendado a su propietario”. El recinto cuenta con una cancha sintética, tres de pasto natural, un camarín para el primer equipo, dos para el fútbol joven, uno para árbitros, uno para el cuerpo técnico, uno para personas con capacidades diferentes, clínica, sala de musculación, sauna, hidromasaje, utilería, seis oficinas, sala de reuniones y sala de conferencia

El video de la discordia

El viernes, el plantel del Ñielol apeló a la creatividad y a la tecnología para difundir su postura. “El plantel de Deportes Temuco expresa su repudio al uso de la AFC en el fútbol profesional mediante el siguiente comunicado”, decía la alocución en la que participaron, a razón de una palabra cada uno, 21 jugadores del plantel que está a cargo de Patricio Lira.

El video se transformó en una declaración de guerra para Salas, quien apuntó a cuatro de los cinco referentes máximos del plantel: José Luis Gamonal, Cristian Canio, Hugo Droguett y Gastón Cellerino. El único del núcleo que escapa a la tirria del propietario del club es Sebastián Domínguez. El volante es, también, uno de sus empleados más antiguos. Con Salas se conocen desde 2009, cuando defendió a Unión Temuco, el híbrido que había creado el exazul para posicionarse en su nuevo rol. Se reencontraron en 2014, cuando el Pije había renacido.

“Esta medida no estaba en el panorama de nadie. Nos sorprendió, pero más allá de que sea de parte de Marcelo, considerando que todos los clubes habían llegado a acuerdos distintos. No es culpa de ellos esta ley. Acá, desgraciadamente, se apegaron a ella. Estamos tratando de reabrir el diálogo. Volvimos a hablar con ellos, el lunes. Hay un tema legal, el club ya envió la documentación. No es llegar y echarlo atrás. Buscaremos la forma legal de hacer uso de otros fondos para ayudar económicamente a los trabajadores. La suspensión de las obligaciones ya está en la AFC. Está en camino. Desconozco si más adelante se puede revertir”, dice Domínguez, en el tono conciliador que también le encargó el vestuario.

Cautela

Domínguez mide cada una de sus palabras. Evita, por ejemplo, hablar de su jefe. “Prefiero no referirme a Marcelo en esta pasada. Estamos en conversaciones. Antes de esto, a nosotros siempre se nos ha cumplido. Acá, el club tiene cierta solidez, cumple todo lo que acuerda. Ahora, desgraciadamente, es un caso distinto”, sostiene. Incluso, prefiere apuntar sus dardos en otro sentido. “Ellos tomaron una decisión apegada a la ley, que no nos gusta. El gobierno hizo esta ley y los empleadores están en su derecho de optar. Este tema se escapa a la actividad, es a nivel país. Quedamos de brazos cruzados”, lamenta.

El mediocampista intenta desligar a Salas de la decisión absoluta. “Obviamente todos relacionan a Temuco con Marcelo, pero hay otras personas que analizan los ingresos. Por ahí van las decisiones. No creo que la haya tomado solo”. Y relata que, hasta ahora, la relación con el ex capitán de la Selección era cordial, sin traspasarse al grado de la amistad. “En otras ocasiones, participa bastante, va a los partidos. No tiene tanta relación con el grueso del plantel, porque obviamente su personalidad no es tan cercana. Tampoco es que no se le pueda acercar. Ahora con todo lo que ha pasado, con las calenturas, que generó, se abrió una posibilidad de diálogo. Eso habla bien del club, no tan solo de él”, afirma. E insiste en exculpar al patrón de la Araucanía. “No nos estamos rebelando. Son distintas visiones dentro de un marco que generó el gobierno y que los empresarios están aprovechando para tomar decisiones que son legales”, concluye.

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