A fines de agosto de 2021, la Selección se alistaba para enfrentar a Brasil, Ecuador y Colombia, por las Eliminatorias para el Mundial de Qatar. Como ahora, la Roja buscaba un centrodelantero para potenciar su oferta ofensiva. Los ojos de Martín Lasarte y su staff se centraron en Robbie Robinson, ariete que se había convertido en una de las revelaciones de la MLS con la camiseta del Inter Miami justo antes de que el club de Florida se transformara en el epicentro de la atención mundial por el fichaje de Lionel Messi.
Robinson alcanzó a venir a Chile. Estuvo un par de días en Juan Pinto Durán, con lo que se daba por descontado que aceptaría la propuesta de defender a la Roja. La decisión era clave para su futuro, pues no tendría vuelta atrás. Vale decir, si jugaba a nivel oficial por el combinado nacional no podría defender a Estados Unidos. Para sorpresa de todos, pasaron apenas un par días para que el delantero se fuera de la concentración: había resuelto esperar una oportunidad en el combinado norteamericano. “Razones personales del deportista”, fue el motivo que comunicó la Roja para el alejamiento.
Las vueltas de la vida
Robinson fue particulamente concreto a la hora de explicar su determinación. “Tal vez al pueblo chileno no le gustó, pero es mi carrera y yo tomo mis propias decisiones. Si eso me ayuda o me hace daño, lo que sea, pero soy responsable de mí mismo y soy un hombre. Creo que hice lo correcto”, dijo, después, al alero del club.
En ese momento, el ariete se codeaba con figuras de la talla del argentino Gonzalo Higuaín, el francés Blaise Matuidi y el mexicano Rodolfo Pizarro. Su citación obedecía a la misma lógica que la de Ben Brereton, quien concitaba atención al haber sido detectado a través de la base de datos de un videojuego. En el caso de Robinson, el lazo con Chile estaba dado por su madre, Paula Belmar. Aunque en un momento pareció convencido de dar el paso, inesperadamente se arrepintió. Nunca quedó clara la razón que le forzó a echar pie atrás, al margen del deseo de ponerse la camiseta de su país natal.
El ariete, que en su momento tenía una condición estelar en el equipo rosa, ahora vive una situación angustiante: una lesión le impide jugar hace un año y, para peor, el club que preside David Beckham le comunicó que rescindiría su contrato. El club le había seleccionado en el Draft de 2020. Jugó 53 veces en la MLS y aportó seis goles y dos asistencias.