Nicolás Jarry (23° ATP) es el último sudamericano en el cuadro de singles del Masters 1000 de Miami. Tras la eliminación del argentino Francisco Cerúndolo en tercera ronda, el chileno queda como el sobreviviente final de una comitiva que abandonó de manera temprana el cemento de Florida.
Una camada a la que intentará mantener con vida después de dos maratónicas batallas en el Hard Rock Stadium. Ese es precisamente un factor que podría ser determinante en el duelo que tendrá Jarry este martes ante Casper Ruud (8°) en los octavos de final, ya que viene con casi siete horas y media de juego durante el torneo. El noruego en cambio, tiene prácticamente la mitad.
En concreto, el campeón del ATP de Ginebra acumula seis horas y 28 minutos en cancha tras sus duelos frente Jack Draper (3:37) y Thiago Seyboth Wild (2:51), ambos ganados luego de tres sets de mucha batalla. Con el británico incluso tuvo que definir las acciones en el tiebreak del parcial definitorio.
Ruud en cambio llega con menos horas en el cuerpo, pero no por eso sin haber peleado. Es verdad que en tercera ronda no tuvo ningún inconveniente ante Davidovich Fokina, pero en su debut tuvo que estirar las acciones al tercer parcial, derrotando a Van Assche en dos horas y un minuto de juego. En total, suma tres horas y 34 minutos sobre pista.
Pese a esa adversidad numérica, Jarry encuentra margen en el cansancio acumulado más allá de Miami, ya que antes de arribar al segundo Masters 1000 de la temporada, ambos jugadores tuvieron realidades distintas en Indian Wells. Mientras que el nacional cayó en su debut tras dos horas y 41 minutos de partido frente a Fabian Marozsan, el dos veces finalista de Grand Slam llegó a los cuartos de final, acumulando un total de siete horas y 43 minutos en cancha. El nieto de Jaime Fillol se despidió de California el ocho de marzo, mientras que Ruud recién lo hizo el 14 del mismo mes.
“Él jamás haría trampa”
Uno de los grandes rivales de Nicolás Jarry en 2023 fue Casper Ruud, con quien se midió dos veces en la temporada. La primera fue en Ginebra, donde el 23 del mundo lo derrotó en cuartos de final. Dos semanas después de aquello, se volvieron a enfrentar en Roland Garros, donde el nórdico tomó revancha.
Pero fue precisamente en París, que quedó claro que la relación entre ambos está lejos de ser de rivales. “Siempre consideré a Nico como un muy buen tipo y un gran trabajador. Fue muy desafortunado lo que le ocurrió hace unos años, porque él jamás haría trampa y no me parece que lo haya hecho a propósito. Ahora, es bueno verlo de vuelta y jugando quizás el mejor tenis de su carrera”, agregó”, confesó quien ese año llegó a la final del Grand Slam sobre polvo de ladrillo.
En esa rueda de prensa incluso fue más allá y tuvo otros elogios para el chileno: “Siempre ha sido un jugador agresivo, con muchas armas desde todos los lados de la cancha, y estoy muy contento por él. Le comenté en la red, que sentía haber tenido que detener su racha, porque ha estado jugando un gran tenis”, mencionó.