Con el manual de Colo Colo 91: los secretos de la historia alba para superar a un gigante argentino en la Copa Libertadores

El golazo de Barticciotto, que fue el 2-0 parcial de Colo Colo ante Boca Juniors, en la Libertadores de 1991
El golazo de Barticciotto, que fue el 2-0 parcial de Colo Colo ante Boca Juniors, en la Libertadores de 1991. (Foto: Archivo)

El Cacique recibe a River Plate por la ida de los cuartos de final del torneo continental. Para encontrar la última experiencia exitosa en una instancia similar hay que remitirse a la campaña del mítico equipo que dirigía Mirko Jozic, aunque el adversario era el archirrival de los Millonarios: Boca Juniors.


Colo Colo recibe a River Plate. Así, a secas, el partido ya es atractivo de sobra. Los albos se miden con uno de los equipos más importantes del fútbol argentino, que además se fortaleció a lo grande para dar una señal contundente de la importancia que le da a la Copa Libertadores. Además del retorno de Marcelo Gallardo a la banca, la plantilla millonaria se reforzó con jugadores de alcurnia, entre los que figuran, por ejemplo, Marcos Acuña y Germán Pezzella. Ambos lucen el rótulo de campeones mundiales con Argentina en Qatar 2022. En la zaga, por cierto, hay un chileno que, además, tiene chapa de líder: Paulo Díaz.

Los albos tienen, también, una cita con la historia. Desde 2018 que no disputan los cuartos de final del torneo continental. Ese recuerdo es feliz, aunque distinto: el rival era Corinthians, de Brasil. El equipo de Héctor Tapia logró dejar al Timao en el camino, aunque en la fase siguiente se inclinaría ante Palmeiras, en una llave que tuvo al alcance de la mano. El recuerdo aún duele en Pedreros.

Con el manual de Colo Colo 91

La hazaña que busca Colo Colo ante los Millonarios remite, necesariamente, a la gesta que consiguió en 1991. En esa mítica campaña de la escuadra aparece el último antecedente de una victoria alba ante un equipo transandino por una fase decisiva de la Copa. Hay que hacer la salvedad: este año, el equipo de Jorge Almirón se deshizo de Godoy Cruz, por esos días la sensación del balompié transandino, pero la etapa es incomparable, pues apenas se trataba de la segunda ronda del torneo. El 22 de febrero, el Cacique ganó en Mendoza. Siete días después, igualó en blanco en Macul. Así ingresó en la fase de grupos.

El 22 de mayo de 1991 es una fecha que para los hinchas albos forma parte de la historia más gloriosa del club que inició la cuenta regresiva para el centenario. Esa noche, la escuadra de Mirko Jozic revirtió el 1-0 de la ida (gol de Alfredo Graciani), con un contundente 3-1 (doblete de Rubén Martínez y el gol imposible de Marcelo Barticciotto), en un duelo que es recordado como la Batalla de Macul, por los graves incidentes que involucraron a los jugadores xeneizes, a algunos albos, a los reporteros gráficos y a Carabineros. Fue el día en que el perro Ron pasó a la inmortalidad por morder al golero Carlos Navarro Montoya.

La semifinal de la Copa Libertadores 1991 jugada en el Estadio Monumental fue ganada por Colo Colo, en un partido marcado también por los incidentes protagonizados por los jugadores de Boca Juniors. Foto: Archivo Copesa.
Los jugadores de Boca protagonizaron graves incidentes en el Monumental (Foto: Archivo Copesa)

Gabriel Mendoza, figura de esa escuadra, compara la magnitud de ambas series, aunque establece los matices. “Primero que todo, esta llave la definíamos al revés, en casa. Esa fue una gran ventaja en Colo Colo 91. Nosotros sabíamos que en el Monumental éramos imbatibles. Después, nos encontramos con algunos jugadores de ese Boca en el showbol y recordaban que nos abrazábamos después del 1-0 en La Bombonera. Nuestra solidez estaba en la localía”, rememora.

En la última consideración hay otro matiz interesante. “Ahora va a ser muy difícil, por la calidad de jugadores que tiene River Hay que pegar el primer combo de local”, sostiene. Conseguirlo, según el razonamiento del granerino, es clave. “De visita, este Colo Colo juega mucho más suelto. A diferencia nuestra, es más sólido de visita que de local. Esa es la virtud que puede tener. La presión de la localía le juega en contra. Afuera, cuando está más suelto, sale a jugar. La defensa es sólida. Lo ha demostrado”, resalta.

Sin temor

Ese Colo Colo 1991 también se midió con la historia y con una actualidad marcada por la presencia de figuras de renombre. En la plantilla xeneize había figuras de la talla del golero Navarro Montoya, de un Diego Latorre que era mencionado como uno de los llamados a tomar la sucesión de su homónimo Maradona y un Gabriel Batistuta que ya dejaba suficientemente claras las dotes de goleador que luego pasearía por el fútbol europeo.

Al Coca, ese recuerdo le fortalece el optimismo de cara a la serie que comienza este martes ante un Monumental colmado por 42 mil espectadores, 20 mil menos de los que vieron el partido ante los xeneizes. “Ese Boca del 91 había eliminado al Flamengo de Zico. Se daban y se les daba por campeones. Les apareció ese Colo Colo. River tiene muchas figuras y eso se parece un poco a lo que vivió el Colo Colo 91. Puede ser, incluso, una inyección anímica para el plantel. River viene con muchas estrellas, figuras. Colo Colo incorporó buenos jugadores y tiene un equipo armadito. Ha demostrado que puede, tiene posibilidades”, establece. El exlateral revela un análisis que no admite concesiones, pero muestra su confianza en que el alza de los rendimientos individuales termine siendo determinante. “Ni Correa ni Paiva han dado el ancho, pero ojalá se destapen ahora. Por las bandas hay buenos jugadores. En el medio, sin Pizarro, el equipo se verá un poco afectado en la elaboración, pero hay buenos jugadores y la experiencia que se ha adquirido en todo este tiempo. Eso hay que capitalizarlo”, apunta.

Finalmente, repara en un factor que puede resultar fundamental. “La figura de Vidal cobra mucha relevancia. Aunque no esté al 100 por ciento de su capacidad, su nombre y su presencia le dan una inyección anímica tremenda al plantel. Sus compañeros se sienten protegidos, descargan mucho en él. En la presión. Vidal va a encararlos a todos. Al árbitro y a los rivales. Con él en la cancha se produce un fenómeno llamativo. Paternidad futbolística, le llamaría”, concluye.

Sigue en El Deportivo

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.