
Con el triplete en la mira: el Barcelona vuelve a vencer al Real Madrid y se corona con la Copa del Rey en un partidazo
El conjunto culé se impuso por 3-2 en uno reñido Clásico disputado en Sevilla y obtuvo su trigésimo segundo trofeo del tradicional certamen hispano.

La fiesta blaugrana se trasladó a La Cartuja. En Sevilla, el Barcelona continuó con la buena racha ante su archirrival. En un verdadero partidazo, el conjunto culé se impuso por 3-2 ante el Real Madrid y se quedó con la final de la Copa del Rey. Los catalanes obtienen su segundo título en la temporada (tras la Supercopa) y van por el triplete.
La definición estuvo marcada por la polémica. En la previa, el cuadro madrileño acusó al árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea de favorecer al conjunto culé. De hecho, el emplazamiento terminó con el réferi llorando en la conferencia de prensa anterior al cotejo. Los madridistas incluso amenazaron con disputaron el encuentro, pero lógicamente terminaron jugando la final.
Ambos elencos presentaron dos bajas sensibles. Por el lado del Barcelona, Robert Lewandowski se quedó fuera de la convocatoria por una lesión en el semitendinoso del muslo izquierdo. Mientras que Kylian Mbappé fue suplente tras sufrir una esguince de tobillo.
La ausencia del galo provocó el cambio de esquema de Carlo Ancelotti, algo que también venía siendo solicitado por la hinchada tras el fracaso en Champions League. El Madrid volvió al clásico 4-4-2 contra el clásico 4-3-3 de Hansi Flick.
El cuadro culé se adueñó del protagonismo desde el inicio. No le prestaron la pelota a sus rivales, que se complicaron aún más con la tempranera lesión de Ferland Mendy. El lateral fue reemplazado a los 11 minutos por Fran García, en una zona compleja, marcada por la presencia de Lamine Yamal.
Justamente, el joven delantero fue importante en el único tanto del cotejo. Recibió por la derecha, encaró hacia dentro y vio libre a Pedri (28′), que venía llegando de atrás. El volante remató desde la medialuna e incrustó el balón en el ángulo, marcando un verdadero golazo para la apertura de la cuenta.
En el 35′, el Madrid tuvo su primera aproximación. Jude Bellingham parecía anotar la paridad, pero el tanto fue desestimado por una evidente posición de adelanto del inglés. El Madrid tuvo algunos destellos al cierre del primer tiempo, pero la superioridad no dejó de ser notoria.
Una definición de infarto
Mbappé ingresó en el complemento con la remontada como objetivo. Su presencia le dio otro aire a los merengues, que comenzaron a generar peligro sobre el arco de Szczesny. El polaco fue un mero espectador en el lapso inicial, pero empezó a ser exigido en el segundo parcial.
Justamente el francés fue el encargado de igualar las acciones tras una serie de llegadas del Madrid. El francés se escapaba para definir mano a mano, pero recibió una falta en el borde del área. Él mismo se hizo cargo para marcar en el 70’ un golazo de tiro libre, el primero de su carrera. Siete minutos después, Aurelien Tchouameni se impuso en el área chica en un tiro de esquina, ilusionando con la remontada.
No obstante, a seis minutos del cierre, vino nuevamente la paridad. Yamal habilitó de gran manera a Ferrán Torres, que eludió a Courtois y marcó su sexto tanto en el certamen, consolidándose como el goleador de la competición.
En el cierre del tiempo reglamentario se volvió a instalar la polémica. Cuando todo indicaba que el duelo se iría a la prórroga, vino un penal de Raúl Asencio sobre Raphinha. Tras una extensa revisión en el VAR, el juez se percató del ‘piscinazo’ del brasileño. La pena máxima fue desestimada y el zurdo fue amonestado, ante los reclamos de los blaugranas y las aprobaciones de los madrileños.
El Barcelona retomó la confianza en el tiempo extra. Volvió a adueñarse de la pelota, siendo más peligroso. De hecho, Torres volvió a anotar, pero fue anulado por un claro offside. Nuevamente parecía estar todo decantado, en este caso, para los penales. Sin embargo, vino la algarabía culé.
Los catalanes presionaron alto y tuvieron premio. Jules Koundé recuperó en el último tercio tras un mal pase de Modric a un estático Brahim. El defensor avanzó y no lo dudó. Sacó un potente y ajustado remate raso para batir al portero belga y provocar la fiesta blaugrana, poniéndole la guinda a una final de ensueño que tuvo realmente de todo.
De esta forma, el Barcelona consolidó un heroico triunfo y se coronó con su trigésimo segunda Copa del Rey, estirando su hegemonía en el tradicional certamen. Además, igualaron al Madrid en definiciones entre sí. Ambos elencos han ganado cuatro.
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