Elías Figueroa reconoció su conmoción por la muerte de Pelé. Ambos coincidieron en una época dorada del fútbol sudamericano, aunque el respeto mutuo superó con creces la rivalidad deportiva. El mejor defensor chileno de la historia no vacila, de hecho, al momento de valorar el legado del astro brasileño, y lo hace en una sentida nota que publicó en su perfil en Instagram. “Siempre fue muy difícil enfrentarte, pero siempre fuiste leal y justo, siempre sorprendiste a todos con tu innata habilidad, verte jugar era como una película de ficción hecha realidad, por eso te ganaste el apodo de Rey, porque eso fuiste, un verdadero Rey”, resaltó.
Muchos años después, volvieron a compartir un campo de juego. Y para aumentar el simbolismo, lo hicieron en Isla de Pascua, un lugar mítico de por sí. A ese sitio concurrieron a fines de enero de 2014 para realizar diversas actividades, entre ellas la inauguración una cancha. De hecho, fue Figueroa el gestor de la visita del brasileño, después de recibir la invitación del alcalde, Pedro Edmunds, que incluía un especial encargo: ayudarle a generar la llegada de más personalidades. La acción es parte de la historia. Es la última jugada colectiva de O Rei en el fútbol.
“Rapa Nui tuvo la suerte de tenerlo acá. Era una bella persona. Le cursamos la invitación para inaugurar una pequeña cancha de fútbol. Su participación fue maravillosa, en esa jugada con Elías, nuestro gran hermano y amigo. Yo creo que fue la última jugada de Pelé. Y fue el inicio de su despedida del planeta. Rapa Nui está de luto por nuestro gran amigo. Así lo consideramos. Él se encantó con la isla, quedó con ganas de volver, pero su salud ya no le estaba acompañando”, sostiene el edil Pedro Edmunds. De hecho, en la isla recuerdan nítidamente que Pelé le dio la misma interpretación histórica a la combinación con Figueroa. “Koro Paté era el arquero. A Pelé se le pasó por la mente definir la jugada y Pepito -amigo y asistente del astro- le dice que por nada del mundo. Ahí llama a Elías y le dice algo al oído. Fue emocionante. Dijo ‘esta deber ser una de mis últimas jugadas’. Se abrazaron porque fue mucho más que eso. Fue su última jugada”, sentencia una fuente de la organización.
“Se me ocurrió llamarle”
Hace un tiempo, Figueroa recordó cómo intervino personalmente para gestar la ida de Pelé a Rapa Nui. “Elías, amigo mío, voy a inaugurar una cancha y yo quiero que usted venga a inaugurarla. Pasaje pagado por nosotros. Y si puede venir con alguien, mejor”, recordó hace un tiempo, en el programa Dosis de Fútbol, de CDF, el astro chileno respecto del diálogo que sostuvo con el alcalde isleño Pedro Edmunds.
Fue en ese momento que Figueroa pensó en una apuesta arriesgada, pero contundente. “Déjeme ver a quién puedo llamar”, le respondió al edil, antes de plantearse el desafío. “Voy a llamar a Pelé”, recuerda que se dijo, a sabiendas de que el astro brasileño cobraba fuertes sumas de dinero por sus presentaciones públicas.
Sin embargo, según la versión de Figueroa, la óptima relación entre ambos hizo obviar el escollo económico. “Le digo que nunca lo han visto en la isla, pero que no había dinero y me respondió ‘para ti, voy gratis, pero págame el pasaje en avión para mí y un acompañante -porque viajaba con un acompañante porque tiene problemas en la cadera, para caminar- para que le lleven la maleta. Yo acepto y le confirmo”. El alcalde le preguntó y Figueroa le respondió: “A Pelé”. La impresión del edil fue tremenda.
En rigor, los US$ 200 mil dólares que cobraba por cinco horas de presentación pública igual ingresaron a la cuenta de Pelé, pero la municipalidad no gastó un peso. Ese costo lo asumió la matriz del Banco Santander, con el que el astro mantenía un vínculo comercial. La entidad, sin conocer la naturaleza del lugar, preguntó por comodidades VIP, por las distancias respecto del aeropuerto y hasta por un vehículo blindado.
A Pelé le importaban poco esos detalles. De hecho, con los minutos fue olvidándose de algunas formalidades. El exfutbolista ya no consideró el cálculo lineal del tiempo para determinar el pago y aceptó que el cronómetro funcionara solo mientras estuviera en actividades protocolares. Y aun así, relativamente. El reloj era lo que menos le preocupaba. Terminó quedándose por tres días. Viajó junto a Pepito, su amigo de infancia y colaborador más cercano. Estando allá confesó que había cumplido uno de sus sueños de niñez. Otro compromiso que quedó en el olvido fue el de firmar solo 50 objetos. Lo que fuera. “Perdimos la cuenta cuando iba en 300″, recuerda un testigo de la visita.
La jugada histórica
Lo siguiente fue responder a un pedido del público: un penal inaugural, que debía lanzarlo el brasileño. La jugada, sin embargo, sufrió una mutación que hizo coincidir, por última vez en un campo de juego y con un balón de por medio, a ambas figuras. “Pelé se me acerca y me dice ‘Elías, no puedo, por la cadera’”, revela Figueroa en el diálogo. “Estaba complicado, caminaba medio mal”, sostiene, para reafirmar la versión.
Luego, relata la ansiedad que le observó en el rostro al improvisado arquero que completaría la escena. “La tengo hasta el día de hoy”, sostiene, intentando gesticular la expresión. Ahí, el porteño encuentra la solución. “Le digo a Pelé ‘tócamela al lado y le pego yo’”, como si se tratara de una inversión de los roles que siempre cumplieron en el campo de juego. “Tú haces como que vas a chutear y me la tocas. Menos mal que hice el gol”, sostiene. El vencido fue Koro Paté, arquero de la selección local, que en 2009 había enfrentado a Colo Colo.
Pelé estaba ataviado con la clásica chaqueta roja que lucía en todos los eventos en los que participaba, producto del compromiso comercial, aunque también aceptó una camisa polinésica que se suele utilizar para los actos oficiales. El equipo municipal le consiguió una en la que predominaba el color rojo, precisamente en atención a los colores institucionales del banco que lo auspiciaba. Figueroa, en cambio, lucía una mucho más informal. Ambos estaban ataviados con collares de flores, típicas de uno de los principales atractivos turísticos de Chile, y de tapipi, conchas típicas del lugar. El astro se llevó varias, contradiciendo una tradición del sitio que impide sacarlas. Explicó que era para colgarlas en su hogar y lo comprobó a través de imágenes que envió después. Pensó en volver junto a su mujer, pero nunca pudo concretarlo. Aun así, el vínculo perduró.
En la isla dicen que lloran a uno de los suyos. Y piensan en homenajearlo en la Tapati Rapa Nui, tributo a los ancestros que se realiza en febrero. “No somos partidarios de los conejos que salen del sombrero. Esto no puede ser una improvisación. Hay que tomarlo con la altura. Pelé se ha ganado su puesto en el universo. Más allá del planeta. Me dijo que desde chico soñaba con llegar a la isla. Y quería volver. Me habló de su señora, que quería ir a buscarla para venir juntos. Su salud no le jugó a favor de esa planificación”, resalta Edmunds, con la convicción de quien siente que está despidiendo a un vecino ilustre..