Con la camiseta de la U: la desconocida y dolorosa ‘traición’ de Jorge Vergara a Colo Colo
El fallecido ex dirigente albo era, por cierto, un fanático del Cacique. Sin embargo, no le quedó más que resignarse cuando tuvo que respetar un pacto.
Jorge Vergara Núñez solía autodefinirse frente a quien le escuchara como “un colocolino”. Para él, esa designación trascendía la mera elección de un equipo de fútbol. Era, más bien, parte de una identidad que estaba dispuesto a defender a cualquier costo y ante quien se le pusiera por delante. Fue en función de aquella que forjó una personalidad que transformó en un sello y que utilizó en múltiples ocasiones para defender los intereses del club al que decía amar.
Para cualquier colocolino de cepa, Universidad de Chile representa la máxima rivalidad. El Guatón no era la excepción. De hecho, se jactaba de una peculiar broma, en un Superclásico, en 1986. En la antesala de ese duelo, que se disputó en el Estadio Nacional, la hinchada de Colo Colo lanzó un cerdo ataviado con la camiseta azul a la pista de recortan del recinto ñuñoíno. “Es efectivo que tiré un chancho a la cancha; tenía la camiseta número 9, en honor a Sandrino Castec. Y también tiré una gallina. Tenía a cargo a las barras y daba esas ideas un poco juveniles”, rememoró hace algún tiempo a Redgol.
El que la hace...
Lo que Vergara nunca contó fue la oportunidad en que el maleficio se le volvió en contra y tuvo que ponerse la camiseta que tanto odiaba y, para peor, dejarse fotografiar con ella. Hasta sus últimos días, los integrantes de su entorno más cercano le recordaban la situación, precisamente porque lograban sacarle de sus casillas.
La historia tiene a varios protagonistas. El que la cuenta es el abogado Óscar Fuentes quien, en efecto, le ganó una apuesta a Vergara. “Fue entretenida. El Gordo me pidió que hiciera una gestión judicial, que yo no quería realizar, porque no estaba convencido. Después, empecé a estudiar el caso y me convencí, porque Jorge era súper incisivo en eso. Le dije lo que tenía que hacer y me respondió ‘hazla tú'. Le dije que no e insistió en que la hiciera yo. Tampoco teníamos mucha certeza de que nos podría ir bien”, explica.
Es en ese momento en que nace el desafío. “Le dije ‘ya, Guatón, yo hago la gestión, aparezco en primera línea, como el que te va a asesorar, pero si la llego a ganar, te ponís la camiseta de la U y me invitai a almorzar. En eso aparece Mauricio Suiz, a quien yo asesoraba en Linares y le dice ‘ya, tenís que pagar la apuesta”, añade Fuentes.
La gestión resultó, lo que metió a Vergara en un problema mayor. Suiz completó el plan y compró una polera oficial de los estudiantiles. Fuentes relata la siguiente parte. “Nos juntamos a almorzar en El Novillero, de Moneda. Mauricio me avisó que el Gordo venía con la camiseta de la U puesta. Entró al local, que estaba lleno de gente de fútbol y nadie lo podía creer. Cuando se estaba sentando, para reírme, le tomé una foto y la empecé a repartir entre algunos conocidos. En ese restorán no hay señal. Cuando salimos, empezaron a caer los mensajes de los históricos del 91. Tiempo después lo publicó en Twitter que se la había puesto para que muriera un chuncho y no un colocolino”, profundiza.
La foto les llegó a varios. Entre ellos, a Marcelo Espina y el agente Mariano Gastó. “Nos cagábamos de la risa, porque en algún momento Vergara había sido contraparte de varios, pero después era todo felicidad”, sostiene. “Haberse cagado al gordo fue hacerle una a un crack de la maldad. Ahí me terminé de graduar”, resalta, entre risas. “Con el tiempo, Vergara me decía ‘me cagaste, eres vivo’ y ‘no haberte conocido en mis tiempos’. Me quedo con ese recuerdo”, sentencia.
Agradecimiento
Más allá de la anécdota, Fuentes resalta la calidad humana de Vergara. “Me ayudó mucho en los tiempos en que nadie quería acercarse a mí. Me daba ánimo, me llamaba. ‘Dale pa’ adelante’, me decía. Nunca estuve muy de acuerdo en las cosas que hacía, porque era polémico y ‘sabelotodo’, pero el huevón era buen amigo. La historia es muy buena. Y se portó como alguien de verdad”, recuerda.
En los planos de la amistad y culinario queda otro recuerdo. “Los crudos que hacía su señora eran extraordinarios”, resalta el ex secretario ejecutivo de la ANFP.
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