Con apenas 22 años de edad, en su tercer intento Jannik Sinner se quedó con el Masters 1000 de Miami al derrotar por parciales de 6-3 y 6-1 a Grigor Dimitrov. Si bien era esperada una victoria, lo que sorprendió fue lo apabullante que fue, pues el búlgaro de 32 años está viviendo un segundo aire en su carrera al meterse en el top ten por primera vez desde 2018.
El italiano anteriormente había caído derrotado ante Hubert Hurkacz (6-7 y 4-6) en 2021 y Daniil Medvedev (5-7 y 3-6) en 2023, a quien venció categóricamente en semifinales de la edición de este año (6-1 y 6-2).
Con su victoria en la final, el italiano ha salido ganador en 41 de sus últimos 44 partidos disputados, solo con derrotas ante Ben Shelton en Shanghái, Novak Djokovic en las ATP Finals y Carlos Alcaraz en Indian Wells (su única caída esta temporada). El buen rendimiento lo ha hecho vencedor en Beijing, Copa Davis, Viena, Abierto de Australia y Rotterdam. Pero no solo eso, sino que el nacido en San Candido, en el límite con Austria, ya comienza a hacerse un lugar en la historia de su país. Es el primer italiano en alcanzar el segundo puesto del escalafón mundial desplazando a Carlos Alcaraz, la gran figura española. Está cada vez más cerca de Novak Djokovic, el número uno del mundo.
Las claves de su éxito parecen venir desde su personalidad tranquila, buenos hábitos alimenticios y prácticamente una nula exposición mediática. “Lo tengo todo, no echo nada de menos. Nunca he ido a una discoteca, no me gusta acostarme tarde. Prefiero jugar a las cartas con amigos”, declaró hace un tiempo en entrevista con Vanity Fair.
Inicio particular
Hijo de Hanspeter y Siglinde Sinner, tuvo un inicio en deportes radicalmente distintos al tenis. Durante su infancia, fue una de las figuras más prometedoras del esquí en su país. ¿La razón? Se crio en Val Fiscalina, en el norte de Italia, zona conocida por sus valles repletos de nieve. Aunque lo que más influyó, fue que su padre y madre se desempeñaban en un albergue especializado en dicha actividad (chef y camarera, respectivamente).
Eso llevó a que a los tres años comenzara a dedicarse al deporte de montaña, con un meteórico ascenso. Entre los ocho y los 12 años, Sinner ya era uno de los mejores esquiadores en el país con forma de bota, con un campeonato nacional de slalom gigante y un segundo lugar cuatro periplos más tarde.
Lo cierto es que a pesar de todo ello, siempre tuvo en sus manos una raqueta de tenis, impulsado principalmente por un capricho de su padre. Una vez le preguntaron por qué decidió dedicarse al deporte de la pelota verde a pesar del buen futuro que prometía en el esquí. “Soy un chico muy normal que creció en la montaña y le encantan los deportes de invierno, pero eran demasiado arriesgados para mí, por eso me decanté por el tenis”, explicó.
Camino al profesionalismo
En 2013 conoció a Massimo Sartori, quien fue entrenador de Andrea Seppi (ex 18° de la ATP) y que lo motivó a cambiarse de deporte al presenciar sus primeras armas. “Ese día me hubiera gustado que jugara contra Seppi, que no pudo jugar porque tenía dolor de espalda. Jugué con él. Después de una hora estaba exhausto”, recordó Sartori hace un tiempo.
Luego recaló en Bordighera, específicamente en la academia de Riccardo Piatti, reconocido por haber trabajado con Novak Djokovic, Ivan Ljubicic , Richard Gasquet y Milos Raonic. Lo cierto es que no fue nada fácil, pues el viaje lo realizó en soledad y vivió un tiempo con Luka Cvjetkovic, uno de sus entrenadores. Eso sí, siempre agradeció a sus padres por dejarlo tomar sus propias decisiones.
Al haber comenzado de manera tardía en el tenis, su tiempo como juvenil de la ITF fue bastante reducido. Entre 2016 y 2018 disputó solo 26 torneos y nunca compitió en un Grand Slam Junior. Aunque consiguió ser campeón en dos oportunidades (Doha y El Prat).
La consagración
Con apenas 17 años, debutó en 2018 con una derrota en el Challenger de Como ante el eslovaco Andrej Martin. Su primera victoria llegó recién meses más tarde ante su compatriota Luca Giacomini, cuando apenas estaba en el top 870 del mundo.
Sin embargo, el inicio de su verdadera explosión llegaría al año siguiente. Se quedó con los torneos de Bergamo, Trento, Santa Margherita di Pula, Lexington y Ortisei. Debutó en el circuito ATP en Budapest luego de superar la qualy y compitió por primera vez en Masters 1000 y Grand Slam. Como si eso fuera poco, esa misma temporada se quedó con el ATP Next Generation Finals de 2019 en Milán.
De allí en adelante solo han sido éxitos. En 2020 alcanzó los cuartos de final de Roland Garros y consiguió su primer título ATP en el Abierto de Sofía. En 2021 fue el campeón más joven del ATP 500 de Washington e ingreso por primera vez el top ten, convirtiéndose en el primer nacido en la década de los 2000 en lograrlo.
En 2023 alcanzó su primera semifinal de Wimbledon y ganó su primer Masters 1000 en Canadá, alcanzando la final del ATP Finals y siendo líder de Italia en el título de la Copa Davis tras 47 años de espera.
Este año se hizo con el Abierto de Australia, derrotando a nadie más que Novak Djokovic en la semifinal y remontándole una final épica a Daniil Medvedev, convirtiéndose en el primer italiano en quedarse con el trofeo y el segundo jugador, después de Rafael Nadal, en ganar la final luego de perder los dos primeros sets. En Miami ratificó su poderío que lo tiene como el mejor tenista de 2024 y muy cerca del número uno que todavía ostenta Novak Djokovic.