Unión La Calera recibirá este sábado a Deportes Iquique. El duelo está programado para las 20.30 horas del domingo 3 de marzo en el Estadio Nicolás Chahuán. Se trata del regreso de un enfrentamiento que tiene historia. Hace cinco años, o cuatro y medio, en rigor, fue el penúltimo partido en jugarse en el Campeonato Nacional 2019. Los incidentes protagonizados por la Garra Blanca ese día en el recinto fueron claves en el final anticipado del certamen.
Se trata de uno de los enfrentamientos más polémicos de las últimas temporadas. Luego del estallido social iniciado el 18 de octubre de 2019, los torneos de fútbol de la ANFP entraron en una pausa indefinida. Después de intensos debates por el retorno o no del fútbol, se determinó que el 22 de noviembre se jugarían dos partidos. Uno fue el mencionado, programado para las 11.15 horas. El otro fue entre Cobresal y Unión Española, a las 13.15 en El Salvador. El duelo en el norte finalizó 3-2 para los mineros y fue el último de ese curso.
Instantes antes, en La Florida quedaba claro que seguir con la competencia sería una misión compleja para la ANFP. La semana había sido álgida. El 20 de noviembre, la municipalidad de La Calera negó el Nicolás Chahuán para recibir a Iquique bajo el argumento de “cuidar de la seguridad de los vecinos”. Por lo mismo, el duelo se cambió al recinto del suroriente de Santiago. Fue un viernes y las gradas estaban vacías. Donde si había gente era en los alrededores.
Futbolísticamente no era un encuentro cualquiera. Iquique estaba peleando el descenso palmo a palmo con Universidad de Chile y Universidad de Concepción. De hecho, el 17 de octubre, la U había vencido a los dragones en un Estadio Nacional repletó. Ese fue el último día de fútbol con gente en 2019. Ahora el escenario había cambiado. De hecho, transcurrió más de un mes entre ambas jornadas.
Invasión y semanas de debate
En el pasto sintético, Unión La Calera y Deportes Iquique igualaban 0-0 hasta el minuto 67. En ese minuto, un grupo de barristas de la Garra Blanca invadió el Estadio Municipal de La Florida y suspendió el partido. Los jugadores se miraban e incluso el presidente de la ANFP, Sebastián Moreno, entró a la cancha a ver que sucedía. El duelo se extendió por semanas.
“Están esperando que salga un jugador herido, fuimos el experimento de la fecha, nos expusieron sin la seguridad necesaria. Se vulneró la seguridad, sabiendo que iba a pasar lo que pasó, es atípico que se reanude el campeonato. No están dadas las condiciones para que se juegue esta fecha”, señalaba un molesto Sebastián Pérez, en ese entonces arquero de Iquique.
Pasó media hora y la ANFP ratificó la suspensión. El Sifup fue enfático tras los incidentes. “Hicimos un llamado a nuestros capitanes para que no se presenten a jugar”, dijo Gamadiel García.
Recién el 6 de diciembre se llegó a una resolución. En el Consejo de Presidentes se decidieron los ascensos de Santiago Wanderers, a Primera División, y San Marcos de Arica, a Primera B y se validó el resultado entre Unión La Calera e Iquique, el empate 0-0 en La Florida. En la reunión anterior se había ratificado el título de Universidad Católica, que tenía una ventaja de 13 puntos sobre Colo Colo. Los Dragones Celestes sumaron un punto más y pasaron a la U en la clasificación, que oficialmente fue penúltima.
El día del partido, todo fue álgido. Los jugadores salieron con un lienzo en conjunto que decía “Por un Chile más justo”. También hubo un minuto de silencio improvisado y el plantel de Unión La Calera se fotografió tapándose los ojos, como homenaje a las víctimas de trauma ocular en las protestas. “Lo del lienzo fue iniciativa exclusiva de los jugadores. Y lo de taparme un ojo me nació en el momento. Había muchos chicos accidentados por la causa. No fue para vender humo ni nada, sino que para solidarizar, de alguna forma, con la gente”, señaló años más tarde Óscar Salinas a AS.
“Yo recuerdo que ese partido era una bomba de tiempo que iba a explotar en cualquier minuto, y explotó en el minuto 65. Fue una lástima habernos expuesto en ese momento, porque las familias de nosotros estaban preocupadas. Lo que más dolía y molestaba era eso. Muchos familiares nos llamaban después en el camarín para saber si nos había pasado algo”, complementó en el mismo diálogo.