Colo Colo ya no tiene posibilidades de ser campeón. De hecho, varios de sus hinchas tuvieron que alterar su planificación original del fin de semana largo. Varios proyectaban dedicarle un día a una visita a Curicó que pretendían que fuera histórica. Idealmente, en esa ciudad, si el Cacique vencía al descendido cuadro local y se daban, además, resultados favorables en los duelos de Cobresal y Huachipato, celebrarían la 34ª corona de la historia institucional.
Nada de eso pasará. Primero porque los mineros y los acereros se mantienen firmes en su postulación al título. Y, principalmente, porque los albos fueron incapaces de estirar la ilusión. El domingo, ante un Monumental repleto, no le pudieron ganar a Unión Española. Ahora, al margen de que luego tendrán otra opción en la Copa Chile, en cuya final se miden con Magallanes, apenas aspiran a salvar el año. Y, ciertamente, la economía.
Millonario botín
En La Granja, el Cacique se juega mucho más que el honor o el podio en el torneo. Derechamente, va por una clasificación que le permita, además, garantizar su bienestar económico en 2024. La razón es clara. Si bien los equipos que terminan en los tres primeros puestos de la tabla de posiciones garantizan su participación en la próxima edición de la Copa Libertadores, solo los dos iniciales lo hacen en la fase de grupos. Para los albos, habitualmente, es es el piso mínimo, considerando el alto nivel de gastos en el que suelen incurrir.
Entrar en esa etapa al torneo produce cierto alivio en materia financiera. De partida, porque garantiza US$ 3 millones como ingreso base. Además, se pueden sumar otros US$ 300 mil por cada partido ganado. De ahí en más, todo es ilusión y más dinero: avanzar a los octavos de final reporta US$ 1.250.000 dólares. El monto se eleva a US$ 1,7 millones en cuartos, y a US$ 2,3 millones en la semifinal. El subcampeón se embolsa US$ 7 millones. El campeón se lleva US$ 18 millones. Pensar en objetivos relevantes, eso sí, resulta una quimera, considerando los paupérrimos resultados de los equipos chilenos en esa competencia en los últimos años.
Si ya este año la dirigencia de Blanco y Negro ha responsabilizado a la falta de flujos económicos por la debilidad del plantel y hasta por la necesidad de arrendar el estadio Monumental para eventos artísticos, con el consiguiente perjuicio para su uso deportivo, un año de ingresos menores profundizaría esas carencias.
La continuidad de Quinteros
Hay otra materia inherente al futuro deportivo albo: la renovación del vínculo con Gustavo Quinteros. El entrenador ha planteado que quiere quedarse, pero ha establecido una salvedad: quiere hacerlo en el marco de un proyecto deportivo convincente y que le permita escalar al siguiente nivel. Ese salto implica volver a transformar a los albos en protagonistas a nivel internacional. Y, por cierto, requiere una cuantiosa inversión. El entrenador antepuso ese interés al que le genera la Selección, aunque tampoco despreció a la Roja. Por ahora, jura fidelidad hacia un lado y le guiña el ojo al otro.
“Todo el mundo sabe que estoy feliz en Chile, contento en el club. Así que siempre teniendo en cuenta lo deportivo, eso pasa a ser prioridad para nosotros como profesionales. Todo dependerá de ese proyecto deportivo, de las charlas y demás, pero quiero reiterar que para mí me pone muy feliz estar acá en el Chile, en el club. Hay que esperar unos días y ahí sabremos la continuidad o no”, avisó en la conferencia de prensa de este jueves.
El mensaje para la dirigencia alba es rotundo. “Siempre manifesté que la prioridad la va a tener Colo Colo para continuar y ellos me han manifestado la posibilidad de seguir. Vamos a hablar del proyecto para el año que viene y si en ese proyecto yo soy el DT indicado para hacerlo, por supuesto lo haremos y si no, supongo que vendrá otro entrenador. Las charlas las tendremos después de este partido”, insistió.
“Los ciclos se terminan cuando no se aspira a otro nivel, no sé encontrar las palabras, pero nosotros llegamos en 2020 (...) somos el cuerpo técnico que más puntos hemos sacado, salimos campeones en los dos clubes grandes que dirigimos, y todos los procesos que cumplí en Chile fueron exitosos. Hemos utilizado jugadores de proyección en el torneo nacional, internacionales, y esos chicos estuvieron convocados a la selección. Entonces fue una temporada bárbara, sumando la final de Copa Chile”, advirtió.
En Macul, en todo caso, aún no hay grandes definiciones respecto de la conformación del nuevo plantel, el aspecto que más inquieta al entrenador. De hecho, recién se producirán a mediados de diciembre, cuando el calendario competitivo ya esté cerrado. Y, por cierto, ya se sepa qué podrá pelear Colo Colo en 2024.