“Ha sido una semana inolvidable, lo único que puedo es dar las gracias”, comentó un emocionado Rafael Nadal sobre la pista principal de la Caja Mágica. Alejado del protocolo tradicional que tiene el circuito, el que conversaba en el centro de la pista en esta ocasión era el perdedor. La situación obviamente lo ameritaba. El tenista más importante en la historia de España acababa de jugar su último partido en el Masters 1000 de Madrid.
El resultado, 5-7 y 4-6 ante Jiri Lehecka, a esa altura era de los menos. Poco importaba la eliminación en octavos de final en un torneo que ganó en cinco ocasiones, cuatro de ellas sobre polvo de ladrillo. Todos los presentes esperaban el momento del homenaje que la organización del torneo le tenía a Nadal, quien ya avisó que este será su último año en el circuito.
Primero fueron cinco banderas colgadas sobre el techo mostrando sus títulos en el torneo. Después, un emotivo vídeo con la música de Gladiador, que mostraba sus mejores momentos en Madrid. Finalmente, un trofeo conmemorativo con el mensaje “Gracias Rafa”.
Las instancias generaron lágrimas en su esposa, hermana y familiares. El mismo Nadal tuvo que hacer un ejercicio para contener la emoción en un discurso extenso donde aclaró: “No me despido de mi equipo porque aún no me retiro”. Eso sí, fue honesto y admitió que sí era su última vez en la capital española.
“He tenido la oportunidad de poder volver a jugar una vez más aquí, en esta pista que me ha dado tanto en todos los sentidos, a nivel deportivo y a nivel emocional. Hace pocas semanas, justo dos días antes de salir para Barcelona, de verdad que no sabía si podría volver a competir en un partido oficial y he podido jugar dos semanas aquí”, declaró de entrada tras caer en los octavos de final.
“Ha sido un viaje increíble, que empezó cuando era muy pequeñito. La primera vez que vine aquí a Madrid era en el 2003, pero yo creo que la primera vez que llegué siendo competitivo, creo que la primera vez que llegué siendo competitivo a Madrid fue en el 2005. Fue una de las victorias más emocionantes que he tenido en mi carrera, cuando aún se jugaba en la pista cubierta, perdiendo 2-0. Desde ahí hasta el día de hoy solo ha sido un apoyo y un cariño incondicional por parte de todos aquí en Madrid. No hay manera de agradecerlo, de verdad”, siguió exponiendo el de Manacor, que aún tiene en sus planes disputar Roma, Roland Garros y los Juegos Olímpicos de París.
En el discurso también fue enfático sobre la importancia que tendrá Madrid en su vida. “Me han dado un regalo estos últimos 21 años. Las emociones que me llevo de esta pista, jugar en Madrid frente al público español es algo que se quedará conmigo para siempre. Me siento súper afortunado de la vida por todo lo que he vivido, no puedo pedir absolutamente nada más. La vida y mi cuerpo llevan tiempo mandándome señales de que este día tenía que llegar y creo que es el momento adecuado. Lo he podido hacer jugando en una pista que para mí era un sueño. Y encima hacerlo en uno de los lugares que más me he emocionado jugando”, concluyó antes de ser despedido por un pasillo formado por los máximos dirigentes del torneo más importante de España.