Pablo Guede deja el Málaga. La magra campaña que ha cumplido el equipo en la actual temporada de la segunda división del fútbol español motiva la decisión. La separación le pega más fuerte que a nadie al ex técnico de Palestino y Colo Colo. Antes de asumir, había reconocido en reiteradas oportunidades que uno de sus sueños era dirigir al club en el que triunfó como jugador. Sin embargo, los resultados le truncaron el deseo: la escuadra malacitana figura en el 21º puesto de la tabla. Es el penúltimo, con apenas tres unidades en seis compromisos. Solo supera al Mirandés, por un punto.
El estratega repasó las motivaciones que lo llevaron a aceptar el desafío que ahora tuvo que dejar. “Hace 25 años que llegué acá. Viví lo mejor como futbolista y me tocó marchar con la ilusión de volver. Me tocó volver en una situación jodida, había que poner el pecho a las balas y salvar al equipo del descenso”, explicó.
“Este año armamos este proyecto con toda la ilusión del mundo para devolver a este equipo a Primera División. Es uno de los mejores grupos que tuve, de corazón lo digo”, amplió, en relación a los jugadores que dirigió, que lo acompañaban en la conferencia.
La emoción
Fue precisamente en el marco de ese repaso que a Guede lo venció la emoción. “Me quería despedir como este club se merece. Los sentimientos son más fuertes que la realidad. Esto es fútbol, entra o no entra la pelotita, pero lo que queda son las personas. Y me llevo un montón de amigos”, graficó, ya con los ojos enrojecidos.
“No me voy triste, no me voy dolido. Sé que esto es fútbol. Me voy con todo el cariño de esta gente. Me voy orgulloso porque cumplí el sueño de mi vida. Estar acá con la cancha llena y lo logré”, sentenció, en alusión a la meta que se había planteado apenas decidió ponerse el buzo.