Hace rato que el fútbol chileno no está en manos de sus hinchas. Casi en su totalidad, es controlado por empresarios a través de sociedades anónimas. Deportivas, en algunos casos, y ordinarias, en otros. Pocas veces, en todo caso, se había accedido al detalle de la propiedad de las instituciones que mueven las pasiones de millones de fanáticos a nivel local. La información fue revelada por la ANFP, según un informe al que tuvo acceso El Deportivo, a través de un estudio relativo a la asignación de las Licencias de Clubes para la última temporada.
En los clubes grandes, la composición arroja algunas sorpresas. En el caso de Colo Colo, por ejemplo, se observa con claridad que los accionistas minoritarios constituyen la mayoría: un 50,5 %. Ese bloque es el que representa Leonidas Vial, a través de la corredora Larraín Vial. El resto de la propiedad se la reparten Parinacota Fondo de Inversiones, vinculado a Aníbal Mosa (36,1 %), el mayor accionista a nivel individual, e Inversiones Triple Ltda, relacionada con Gabriel Ruiz-Tagle, que detenta un 13,4 % de los papeles.
En la U, en tanto, la presencia de Tactical Sport es contundente: 63,8 % de los papeles están en su poder. Al grupo Sartor le pertenece el 90 por ciento de esos títulos. Inmobiliaria DSE Ltda, de propiedad de Daniel Schapira, mantiene el 21,4 %, mientras que los accionistas minoritarios concentran el 9 %.
En Cruzados, llama la atención que el mayor porcentaje esté en manos de los accionistas minoritarios: un 77,2 %. En tanto, el 12,9 % sigue en poder del Club Deportivo Universidad Católica, la entidad matriz de la institución.
Los ‘chicos’
Del resto de los clubes de la división mayor, Curicó Unido y Cobresal representan las excepciones del modelo. Los torteros, de hecho, mantienen la figura de corporación, aunque gestionada por un Fondo de Deporte Profesional, que mantiene el total de la propiedad. En el caso de los mineros, sucede exactamente lo mismo. El club de El Salvador mantiene un vínculo con Codelco.
En el caso de Audax Italiano, es evidente la presencia de Inversiones Resonant SPA, representada por Gonzalo Cilley, dueña del 98,7 de los papeles. También se da una alta concentración de la propiedad en los casos de Antofagasta, La Serena, Everton, O’Higgins y La Calera. En el caso de los cementeros, por ejemplo, se consigna que el 85,5 % del club está en manos de los empresarios futbolísticos Ricardo Pini, Sebastián Pini y Cristian Bragarnick.
En Ñublense destaca la presencia de un ex futbolista y agente: Sergio Gioino. El ex delantero, quien vistió las camisetas de Huachipato, Universidad de Chile y Universidad Católica, representa al 69,5 por ciento de las acciones del club que tiene la sociedad SGI SPA. El resto sigue en manos de la antigua corporación.
En tanto, el club más atomizado en términos propietarios es Coquimbo Unido, en el que conviven seis figuras, entre jurídicas y naturales. La corporación es el accionista mayoritario, con un 28,6 por ciento.
Huachipato ofrece un caso llamativo. En el informe se consigna bajo la categoría “Por suscribir” al 50 por ciento de los títulos. Mientras, el club deportivo que le da el nombre al club conserva el 49 por ciento de las acciones. A Victoriano Cerda, a quien se le suele atribuir el control y las decisiones de la entidad se le asigna apenas el 1 por ciento de participación.
En la Primera B, aunque recientemente ascendido, se confirma la alta presencia de Cristián Ogalde en Magallanes (96,8%), de Felipe Muñoz en Rangers (99,8 %) y de Marcelo Salas en Deportes Temuco. El Matador controla el 84 por ciento del club, a través de dos sociedades. El resto es de su más cercano colaborador, Raúl Jélvez. A San Luis de Quillota lo gestiona un conglomerado de origen argentino, vinculado a la representación de futbolistas: SLQ Holding Ltda., dueño del 71,6 por ciento de los títulos.