Ben Brereton fue uno más de los integrantes de la Selección que en Venezuela quedó al debe. El delantero del Villarreal mostró su habitual voluntad y disposición a sacrificarse en beneficio del equipo, pero, una vez más, estuvo lejos de la faceta que se le pide a un delantero: el gol.
En esta fecha doble, también le había sucedido frente a Perú. En el duelo ante los incaicos también exhibió la disposición a lugar por cada balón que pasó cerca suyo. pero tampoco se hizo presente en el marcador.
Al sacrificio
En Maturín, Brereton volvió a ir al sacrificio. Se instaló cargado hacia el sector izquierdo del ataque nacional. El problema es que rara vez salió de ahí para transformarse en un elemento de mayor riesgo para la escuadra llanera. De hecho la revisión de su comportamiento en el campo de juego en el encuentro ante el equipo de Fernando Batista denota que se movió preferentemente en tres cuatros del campo, con la línea del área grande como una frontera que se atrevió a cruzar en contadas ocasiones. En los 68′, lo reemplazó Alexander Aravena, una señal inequívoca de que Berizzo no quedó conforme con su actuación.
Los números validan, de todas formas, la conclusión del estratega. En los ítems en los que debe sobresalir un delantero, Brereton quedó en deuda absoluta: no anotó, no aportó asistencias, no registró tiros al arco y ni siquiera un intento que haya ido fuera de los márgenes de la cancha. Apenas un disparo bloqueado asoma como su único intento productivo. Para peor, de los cuatro regates que intentó, solo en uno consiguió superar a su adversario.
En Maturín tocó el balón en 35 oportunidades y acertó el 83 por ciento de los pases que intentó, lo que de todas formas no se tradujo en un aporte relevante. En diez oportunidades perdió el balón. Ganó un duelo terrestre de los cinco que protagonizó y el único aéreo en el que intervino. Fue víctima de una falta y realizó una intercepción.
Ante Perú fue un poco mejor
Ante Perú mostró un rendimiento levemente superior, aunque también lejos de la zona de influencia más gravitante y donde, por ejemplo, se lo imaginan en el Submarino Amarillo: el área. “Puedo aprovecharlo por banda o por dentro. ¿Dónde le veo más? Creo que él se siente más feliz dentro”, contó José Rojo, el técnico del Villarreal hace un par de semanas. Marcos Senna, el director de Relaciones Institucionales del club, fue un poco más flexible. “Él tiene la facilidad de adaptarse tanto por dentro como por fuera. Yo creo que es un jugador muy versátil que nosotros tenemos el privilegio de tenerle. Estoy seguro de que, al final de la temporada, lo habrá hecho muy bien”, le dijo a El Deportivo con motivo de la despedida de Matías Fernández, en la que participó.
Frente a los incaicos, lo mejor de La Roja se originó gracias al inglés, quien se las ingenió para aportar con dos envíos que no encontraron receptores en la zona decisiva del área. Su primer tiro al arco llegó recién en los 60′: un cabezazo después de un lanzamiento de esquina. La sociedad con Alexis Sánchez que tanto ilusiona a los fanáticos tampoco se cristalizó.
En el Monumental abandonó en los 80′ con números parecidos a los que consiguió en Venezuela. Tocó la pelota en 31 ocasiones, logrando un 82% de éxito en los pases. Registró un tiro durante el encuentro, pero ni siquiera entre los palos. En los duelos por tierra tampoco tuvo éxito: se impuso en solo uno de los tres que protagonizó.