Seamos claros, no hay que confundir la pobreza digna con que viven los indios con la pobreza futbolística que nos hizo vivir la sub 17 en Calcuta.
El Chile de ayer entró con un 4 - 5 - 1 ostensible como para aspirar a un empate y nada más. Un equipo timorato y ultradefensivo. Carente de habilidad técnica, pobreza táctica y superado en velocidad. Los ingleses parecían sudamericanos de muy buen toque, exuberancia técnica y potencia física en toda la cancha. Su toque estuvo al servicio del gol. Y no como Chile, que juega al servicio del sudor. Al servicio de la táctica, dicen los neófitos.
Ellos tocaban y encaraban privilegiando las orillas. Una señal más para nuestro fútbol formativo que la técnica debe estar al servicio del equipo, pero en los últimos 20 metros al servicio del individualismo. Si el fútbol es un deporte de engaños, Foden, McEachran y Brewster son una apología de la finta, dribling y amagues. Sin olvidar a sus eximios goleadores Hudson y Sancho.
En Chile no hay jugadores habilidosos. El que dice dominio, dice técnica. Y esa receta se vendió en la farmacia de los ingleses. Nos vacunaron con cuatro goles, mérito de ellos con la complicidad de nuestra propia enfermedad.
Los grandes equipos no rifan el balón, lo suman o multiplican. Pero Chile se restó cuando se adueñó de él y lo dividió con malas decisiones.
Todos sucumbieron al dominio europeo. No hay nada para rescatar. Deben superar en un cien por ciento lo hecho en este debut para avizorar un mejor futuro. Preocupa el 4-0 por el promedio de goles. Es cierto, se perdió con el segundo de Europa, también perjudicó el calor sofocante y tiritan las piernas con el debut.
Algo importante, el año 1993 estudié las clasificatorias de FIFA y el segundo de Sudamérica siempre clasificaba a segunda fase. Y así sucedió en el Mundial de Japón. Clasificamos y llegamos al tercer lugar en el mundo.
En resumen, un equipo que no juegue a pensar anticipadamente estará condenado a sobrevivir con las ansiedades del día a día.
Aún no es hora de evaluaciones.