En Gelsenkirchen se vivió un partido de infarto. Eslovaquia daba la sorpresa y eliminaba a la poderosa Inglaterra en el Veltins-Arena. Era el gran golpe de la Eurocopa, pero un agónico tanto de Bellingham, de chilena, en la última jugada del partido, obligó a la prórroga. Ahí los británicos tuvieron más resto físico y se impusieron por 2-1, pasando del fracaso absoluto a seguir con el sueño de obtener su primera corona continental.
En la previa se hubiese anticipado como un duelo sencillo, pero fue todo lo contrario. Al menos en el papel, había una diferencia abismal. No obstante, esta no se ha visto plasmada en el desarrollo del torneo. Gareth Southgate no ha encontrado el engranaje para encajar las piezas de un equipo que, nombre por nombre, se preveía como una de las favoritas del torneo, sino la máxima candidata. Los Halcones, en tanto, llegaron al cotejo como una selección compleja, rocosa, marcada por su actitud combativa. En sus espaldas ya tenían un batacazo al haber obtenido un importante triunfo ante Bélgica.
Eslovaquia comenzó presionando arriba y obligando a dividir, buscando más el duelo físico, pero el embrollo era rápidamente superado gracias al talento y la técnica inglesa. Sin embargo, la capacidad asociativa no fue suficiente profundizar producto de las malas ejecuciones y decisiones en el último tercio.
La disposición eslovaca era más sencilla. Luego de que su primera línea era superada, se arropaban, siempre manteniendo un equipo corto. En medio del orden táctico y el resguardo, buscaron hacer daño con transiciones rápidas. Se vieron cómodos con la constante rotación de la pelota por parte de los británicos, sin mucho peligro.
Ya habían un par de avisos por los contragolpes de los Halcones, pero Inglaterra no encontró la fórmula para asentarse en el campo. En el 25′, Ivan Schranz definió de punta un veloz ataque y puso la sorpresa.
Desató la algarabía en el banquillo eslovaco ante la mirada atónita de la escuadra de los Tres Leones. El público respondió al instante y las muestras de desespero se hicieron notar. Las posesiones largas, que no tenían mayor intención y no terminaban en nada, comenzaron a ser abucheadas, en algo que terminó siendo la tónica.
Sobre la hora
En el inicio del complemento parecía venir la respuesta inglesa. Foden selló una gran jugada colectiva, pero el tanto fue desestimado por posición de adelanto. Otro golpe para los británicos, aunque comenzaron a mostrar indicios de una mejoría, al menos desde lo anímico. Con poco fútbol lograron empujar a Eslovaquia sobre su arco.
Southgate, lógicamente, se vio obligado a mover la pizarra y salir con todo en busca del resultado. Sacó a Trippier e ingresó Cole Palmer, quien fue increíblemente desaprovechado a lo largo de la Euro tras una temporada brillante. La sustitución obligó a Saka a jugar de lateral izquierdo, en una posición que no utilizaba desde los inicios de su carrera. Con el pasar de los minutos fue acumulando delanteros: también entraron Eze y Toney.
Un palo de Rice alimentó más la ilusión eslovaca, que se terminó por disipar con el agónico tanto de Bellingham. Luego de despejar y despejar los envíos al área, llegó el gol del empate en la última jugada del partido. En el quinto minuto de descuento, el volante marcó una anotación increíble. De chilena, sobre la chicharra, envió el partido a la prórroga. ‘Hey Jude’, mítica canción de The Beatles, comenzó a escucharse en las tribunas del estadio tras un tanto que quedará en el recuerdo colectivo.
Para unos será suerte, mientras que para otros una muestra de jerarquía individual de uno de los mejores futbolistas del mundo. El corazón, el carácter y el amor propio de algunas estrellas inglesas pudieron más que el desorden y la mala gestión técnica.
El desenlace fue previsible, pues en Eslovaquia era evidente el desgaste físico y anímico. De hecho, Harry Kane sepultó todo sueño con un gol de cabeza en el primer minuto del tiempo extra. Fue suficiente para evitar el fracaso de una de las candidatas de la Euro 2024. La decepción de los jugadores eslovacos se contrastó con un elenco que, a pesar de seguir con un juego deslucido, está en la ronda de los ocho mejores y busca coronarse por primera vez a nivel continental.