Con una delantera al arco y una fuerte protesta: la Roja femenina cae ante México y se queda con la medalla de plata
Ante la emergencia, María José Urrutia tuvo que ser la portera en la final por el oro, que acabó en victoria de México por 1-0. Las jugadoras se manifestaron tras el pitazo inicial, a raíz del papelón de quedarse sin cuatro jugadoras. Aún así, es una presea inédita para el fútbol de mujeres.
María José Urrutia, delantera, 29 años. En su historia en la selección femenina tiene dos grandes hitos. Uno es ser la primera futbolista chilena en marcar un gol en un Mundial (a Tailandia, en Francia 2019). El otro es jugar de arquera en una final panamericana. Sí, de arquera. De manera improvisada, la atacante de Colo Colo debió ponerse los guantes ante la emergencia de quedarse sin porteras ad portas nada menos que de la disputa del oro, luego del embrollo que se tomó la semana.
La búsqueda de la presea dorada en Santiago 2023 se dio en el peor escenario posible para la Roja: sólo con 13 jugadoras disponibles. Sin las cuatro que juegan en Europa (Tiane Endler, Antonia Canales, Camila Sáez y Karen Araya) y la baja de Su Helen Galaz por lesión, la banca de Luis Mena tenía apenas a dos integrantes. Y con Coté Urrutia con la 9 en la espalda, pero jugando en el área propia y no en la contraria, como acostumbra. Bajo un contexto adverso, pero con un estadio Elías Figueroa brindándole calor y apoyo, la Selección perdió 1-0 con México y se quedó con la medalla de plata.
Si la final hubiese sido en otras condiciones (con las 18 jugadoras, por ejemplo), la ilusión por el primer lugar era más concreta, con mayor sustancia. Pero aquello no pasó, por desprolijidades varias, y las jugadoras se amparaban en hacer algo épico para superar una tempestad evitable. El antecedente más próximo entre ambos cuadros fue en la fase grupal, con triunfo de las aztecas por 3-1, en una jornada para el olvido de Endler.
Era evidente que no se trató de un partido más. Esta peculiar final contó con otro ingrediente. Tras el pitazo inicial, las futbolistas chilenas protestaron en la cancha, sentándose en el césped como señal de molestia ante la serie de problemas que se sucedieron en los últimos días. Este hecho recibió una ovación de los asistentes al recinto porteño.
Las mexicanas, conscientes de la realidad del rival, fueron a buscar mediante remates y balones detenidos. Pero las respuestas de Urrutia sorprendieron. Su primera atajada fue en los 4′, desviando un tiro. Ante cada intervención de la golera, caían los aplausos del respetable. Destacó la concentración de la delantera-arquera, metida en el partido y sin complicarse de más.
El problema de la Roja es que no atacó con claridad. En el afán de resguardar su portería y a su compañera en ese nuevo rol, se saltaban las líneas y hacían poco daño en el área de la meta Barreras. La ausencia de Karen Araya pesó, porque la volante del Madrid le entrega un plus al mediocampo nacional. El panorama se puso aún más complicado con el 1-0 de México, en los 30′, gracias a un tiro libre de Rebeca Bernal.
México no demostró durante el juego la gran hegemonía con la que llegó al duelo. Si bien en el segundo tiempo no sufrió, no generó un daño real en la portería custodiada por Urrutia. Se podía pensar que iban a aprovechar mejor esa situación (rematando más, por ejemplo) pero el duelo seguía abierto porque la diferencia era mínima.
El duelo finalizó con victoria mexicana, que logra por primera vez el oro panamericano (había sido plata en Winnipeg 1999). Aún así, la campaña de la Roja se convierte en un hito porque logra una inédita medalla en esta cita deportiva, debiendo afrontar el partido más importante del certamen dando ventajas insólitas y con evidentes desorganizaciones. Y María José Urrutia no sólo convierte los goles. Ahora también los evita.
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