La selección argentina se tomó en serio el Seven de Punta del Este. Mandó a sus titulares. Por ese solo dato se validó largamente lo que ofrecieron anoche los Cóndores en la final del torneo más tradicional de la especialidad en el continente americano; tanto, que esta fue su 30ª edición.

Y Chile, contra todo pronóstico, se quedó con la corona al vencer por 7-5 a una Argentina que nunca se sintió cómoda ante la disciplina, el rigor y la inteligencia de los tricolores. Los albicelestes anotaron su único try al cierre de la primera etapa, pero ante un equipo rival que jugó los dos últimos minutos de ese período con un jugador menos, por una amarilla a Rodrigo Fernández.

En la segunda fracción, la escuadra de Edmundo Olfos mostraría equilibrio al sostener la presión de los argentinos, que utilizaron incluso patadas al touch -recurso que casi no usaron ante sus otros rivales- para superar la firma defensa de los chilenos.

En el cierre del juego, los Cóndores tuvieron la opción de anotar a través de Ignacio Silva, pero cometió un knock-on que pareció sellar el destino del partido. Pero metidos en la zona de 22 de los Pumas, mantuvieron la presión y metieron un contra-ruck que permitió una recuperación, casi con tiempo vencido, que terminó con la ovalada abriéndose a las manos de Lucas Westscott, quien apoyó ante la incredulidad de los trasandinos. La conversión de Fernández, finalmente, significaría la corona y el éxito más importante en la historia del rugby nacional.

El balance para los Cóndores es absolutamente favorable. Llegó a la final, tal como en 2018 (donde perdió ante Sudáfrica), pero en esta ocasión con un nivel de juego absolutamente consistente.

"A pesar de tener un viaje hasta acá muy malo, el equipo supo mantener la calma y seguir positivos. Parte de nuestros principios de adaptabilidad a los cambios", había dicho Olfos, luego de la primera jornada, aludiendo al desplazamiento desde Santiago, que tuvo una duración de 12 horas, entre desvíos entre la capital chilena, Rosario y Buenos Aires, hasta llegar a la costa del Pacífico uruguaya.

El factor climático, sería una especie de maldición para los chilenos, que en la jornada final vieron postergado casi en media hora el inicio del partido ante Portugal, que finalmente ganarían por 24-14, en un frente sobre Punta del Este que incluyó lluvia intensísima y tormenta eléctrica, factor que determinó la demora en el inicio del encuentro ante los lusos.

Esa tardanza sería, además, un factor de ventaja para los Pumas en las final, pues acumularon un período adicionnal de descanso en relación a los dirigidos por Edmundo Olfos.

Pero eso tampoco importó mucho durante el torneo, como explicó Felipe Brangier. "Este equipo ha trabajado muy seriamente y sentimos que estamos preparados para luchar ante los mejores. Ante Portugal, por ejemplo, supimos sobreponernos a una condición climática que nos incomoda, además de volcar el marcador en un partido que comenzamos perdiendo, lo que no nos había pasado pasado antes".

Con los puntos logrados en este campeonato, los Cóndores, además, lograron una buena ventaja para ser clasificar a las torneos de Las Vegas y Vancouver, parte de la World Rugby Sevens Series, y para la qualy del Seven de Hong Kong 2018, donde se pelea un cupo para el circuito mundial de 2019.

La historia, el próximo fin se semana, continuará en Viña del Mar, adonde Chile llegará con una brecha muy favorable sobre Uruguay, el gran rival del segundo escalón sudamericano.