Continúa escribiendo su historia: la conmovedora lucha diaria de Alberto Abarza que se corona con otra medalla en Santiago 2023
El nadador que llena de medallas a nuestro país sufre una enfermedad degenerativa que lo hundió en una depresión. Hoy, es una de las figuras del equipo chileno tras anotarse con una presea de plata en los 100 metros espalda S2 masculino.
Alberto Caroly Abarza Díaz gana una nueva medalla en los Juegos Parapanamericanos. Esta vez es de plata, en los 100 metros espalda, y será colgada junto a las innumerables preseas que ha conquistado en su carrera deportiva: oro en Tokio 2020 y en Lima 2019, por nombrar algunas.
“Estuve tres meses sin nadar, con altos y bajos, pero cerrarlo así con una medalla de plata es algo muy lindo, le doy gracias a Dios por no soltarme nunca. Se nos vienen bonitas cosas, me quedan cuatro pruebas todavía”, señaló tras conseguir la presea en Santiago 2023.
“Siento que estos Parapanamericanos me tomaron en una curva difícil, pero decidí competir porque son en Santiago, es la fiesta más grande del continente y no quería perdérmela, menos en casa, con mi familia”, reconoció el campeón chileno.
Pero para este nacido en San Bernardo y maipucino de corazón, la palabra éxito no es la más importante, porque prefiere mil veces ser feliz. “Prefiero eso a ser exitoso”, ha dicho en varias oportunidades y sus dos hijas son la encargadas de cumplir ese objetivo.
“La más pequeñita, por primera vez me vio competir, esta vez no por la tele, y eso es lo que me mueve”, aseguró apenas logró el primer lugar en los 50 metros espalda S-2 en el Campeonato Nacional de Para Natación que se realizó en Ñuñoa hace un par de años.
Tanto lo motiva ser padre que fue la principal razón para seguir viviendo, cuando una “especie de paro” lo mantuvo hospitalizado por más de un mes, justo antes que naciera su primera descendiente, Beccieé. La misma que según el propio atleta lo lanzó a la piscina deportiva.
“Comencé por ella y lo retomé por la más chiquitita”, reveló en la Teletón 2021. Fundación que lo acogió desde los dos años y que le enseñó que los ejercicios en la piscina, le servirían como terapia para su enfermedad.
La misma que padece desde que nació el 11 de diciembre de 1984 y que lo mantuvo con una severa depresión por varios años: Abarza fue diagnosticado con síndrome de Charcot-Marie Tooth, una neuro-degenerativa que atrofia los músculos y que tarde o temprano te deja postrado para siempre.
Sin embargo, y pese a que a sus 24 años le dijeron que le quedaba poco tiempo de movilidad, el nadador no se rinde y su familia son su principal apoyo.
“A mi hija siempre le digo que como papá quiero entregarle amor y las herramientas para que ella pueda salir adelante y ser buena persona. Y cuando me preguntan cuál es mi miedo más grande, digo que es no poder entregarle esas herramientas”, confesó en El Deportivo.
Y experiencias tiene para compartir con sus herederas. Y no nos referimos simplemente al síndrome que lo afecta, sino también a su pelea para ser deportista. Porque muchos no lo saben, pero tras ganarlo todo en los Juegos Parapanamericanos de Lima, no logró financiamiento para ir a entrenar afuera -donde las piscinas tienen la temperatura adecuada para su enfermedad- y su mamá vendió la casa para poder financiar dicha preparación.
Pero luego vendría la pandemia del coronavirus y parecía que todo su esfuerzo sería en vano, más al otro lado del mundo lo esperaba la hazaña y en Tokio cumplió su sueño: cantar el Himno Nacional y ver nuestra bandera en lo más alto del podio.
“Lo que le digo a todos es que los sueños están para cumplirse. Con trabajo se puede lograr cualquier cosa, hasta lo imposible. Es proponérselo. Nada es imposible”, sentenció en aquella oportunidad.
En los próximos días, Alberto Abarza buscará nuevas medallas en las finales de 100 metros libre, 200 metros libre, 50 metros espalda y 50 metros libre en los Parapanamericanos 2023.
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