Los premios en el fútbol, durante los últimos años, suelen ser polémicos. La última entrega de los The Best de la FIFA, durante la jornada del lunes, no fue la excepción. La disputa por el dominio de la actividad entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo parece cerrada y sin espacio para otros contendores.

La Pulga, de hecho, se hizo con el máximo galardón, que lo distingue como el mejor futbolista del mundo, pese a que en esta oportunidad el favorito de todos era el defensor del Liverpool Virgil Van Dijk. Por ello, la controversia se instaló de forma definitiva.

El ente que rige el fútbol mundial intenta acallar a sus críticos, pero no lo logra. Transparenta su metodología, pero no los criterios utilizados para cada votación. Y es ahí donde radica el mayor de los debates.

¿Qué se considera en cada elección? Messi, por ejemplo, recibió el galardón tras coronarse en La Liga 2018-2019 siendo, además, el goleador del campeonato (36). Se impuso a Van Dijk, que por razones obvias no puede competirle en goles, pero que fue una de las grandes figuras del Liverpool subcampeón de la Premier League y campeón de la Liga de Campeones, donde arrolló al Barça del argentino y los suyos en la semifinal. Méritos tenían ambos. ¿Cuáles pesan más?

El equipo de Jürgen Klopp (elegido como el mejor entrenador), dominó Europa con su enorme nivel colectivo e individual, sin embargo en el once ideal que se dio a conocer ayer en la misma gala celebrada en Milán, solo figuran dos jugadores del elenco del puerto inglés. El cuadro rojo, el del fútbol ofensivo por excelencia, no pudo inscribir ninguno de sus hombres de ataque en la equipo tipo. "Los mejores fueron Salah y Mané, pero no estuvieron acá", se quejó Samuel Eto'o.

El Manchester City, en tanto, cuartofinalista en la Champions, pero campeón de la liga inglesa (destacada como una de las más competitivas del orbe) y de todas las copas locales en disputa, no logró meter a ninguno de sus jugadores en la oncena ideal, donde sí está, por ejemplo, Mbappé, del insípido PSG. El Real Madrid, por su parte, eliminado en octavos de la Liga de Campeones y tercero en La Liga con irregular rendimiento, inscribió tres jugadores. Cuatro, considerando a Hazard, que llegó a comienzos de esta temporada desde el Chelsea. Poco explicable.

Marcelo Bielsa, por su parte, recibió un premio destacando su juego limpio por dejarse anotar un gol después de que su equipo convirtiera con un rival lesionado. El galardón parece justificado, si no fuera porque el Loco reconoció haber espiado a todos sus rivales en el ascenso inglés, una cuestión que la prensa británica ayer recordó de inmediato. "Ideó una operación clandestina para espiar a los rivales, pero la FIFA lo premió con el fair play", escribió el diario Daily Mail. "Lo premiaron, pese a que reveló que espiar los entrenamientos rivales ha sido una práctica en toda su carrera", acotó The Guardian. Contradictorio.

En el fútbol femenino, en tanto, con la estelar participación de la chilena Christiane Endler, la situación no fue diferente. A la luz de los resultados, pareciera que lo único que consideraron los expertos fue la última Copa del Mundo. Así al menos se explica el galardón que recibió la holandesa Van Veenendaal, que se lució en el Mundial, pero que no era titular en el Arsenal la anterior temporada, ni lo es actualmente en el Atlético Madrid.

El fútbol reconoció a sus mejores exponentes. Pero no pudo desmarcarse de sus contrasentidos.