En las semanas y meses previos al inicio de la cita planetaria, se había hablado mucho en España sobre la identidad del delantero centro titular con el que su selección concurriría al Mundial de Rusia. Se habían hecho muchas quinielas, bastantes radiografías de rendimiento y demasiados juicios de valor sobre cada uno de los potenciales postulantes al puesto. La nómina de Lopetegui había despejado alguna duda reduciendo el círculo, pero con el paso de los días y la cercanía del evento, la discusión -en los bares y en las redacciones- continuaba siendo persistente, incorporando nuevas variables como el país de nacimiento, la idoneidad de cada candidato de acuerdo al sistema, e incluso el prontuario de cada cual y hasta su temperamento.

Un debate de estado que ayer, en el Olímpico de Sochi, apenas alcanzó a mantenerse 77 minutos abierto. Los que estuvo sobre el césped (antes de ser reemplazado por Aspas) y los que necesitó Diego Costa (29) (el favorito -dicen- de Lopetegui, y el elegido por Hierro) en hacerle dos goles a Portugal completando, además, una actuación memorable. La mejor, más consistente y rotunda en los cinco años que lleva vistiendo la casaquilla española.

Y es que Pepe (a quien superó en músculo y en picardía antes de fabricarse solito el 1-1); y José Fonte, a quien volvió literalmente loco durante todo el encuentro; soñarán seguramente con el delantero del Atleti, autor también del 2-2 tras rematar a la red, en boca de gol, un pivoteo de Busquets.

"Siempre tiene que haber debates porque eso implica que hay pelea y es bueno para la selección. Yo ayer era malo y hoy puedo ser un poco mejor. El fútbol es así. Tengo que trabajar y callar bocas", manifestaba al término del partido el reivindicado delantero, que suma ya nueve goles con la elástica española. Nueve, precisamente nueve.