Martina Navratilova se sube a la silla del juez después de uno de los chacoteros partidos entre las leyendas del tenis, tradicionales durante las segundas semanas en los Grand Slams. Agarra el micrófono y comienza su discurso: "Llevo un tiempo hablando sobre un tema, y acá está John McEnroe para que sigamos adelante con la conversación…". El micrófono lo cortan y también la transmisión televisiva. La censura cae contra ella. Acto seguido, Navratilova se baja de la silla y junto a Big Mac muestran un lienzo que dice: "Evonne Goolagong Arena". Hablan del Court de la polémica.

Es la protesta de los ex tenistas hacia Margaret Court, la jugadora más exitosa que los libros cuenten, con 24 títulos de Slam a su haber, pero en estos tiempos, una figura que remite a la intolerancia, homofobia y extremo conservadurismo. La australiana enfrenta, tras un largo listado de dichos en contra de los derechos de las minorías sexuales, las demandas para que el segundo estadio más importante de Melbourne Park no siga llevando su nombre, y en cambio homenajee a la tenista de raíces indígenas Goolagong, otra leyenda aussie, con siete majors en sus vitrinas e ícono del históricamente segregado pueblo aborigen.

En 1970, Court ganaba el US Open y así, se hacía dueña del Grand Slam tras haber triunfado esa misma temporada en Australia, Roland Garros y Wimbledon. Un hito que sólo fue repetido por Stefi Graff (1988) y que es considerado por lejos lo más difícil de hacer en el tenis. 50 años después de la épica, Court fue homenajeada -sin micrófono para ella- en la Rod Laver Arena, el estadio de tenis más importante de Melbourne, en una ceremonia breve y de perfil no muy alto. Aprovechando su tributo, Navratilova le subió la temperatura como nunca a una exigencia que ya lleva años (iniciada por la ilustre Billie Jean King), logrando convencer a McEnroe de disparar fuerte.

Martina y Margaret. Dos leyendas dentro de la cancha, tan opuestas fuera de ella. Court, actualmente ministra cristiana en Perth, ha rechazado públicamente el matrimonio homosexual, comparó la cultura LGTB+ con Hitler (diciendo que corrompe la mente de los niños, tal como el dictador alemán hacía), afirmó que los atletas transgéneros son obra del diablo, e incluso ha apoyado el régimen del Apartheid en Sudáfrica. "Sólo lean los primeros dos capítulos del Génesis. Dios hizo al hombre y a la mujer", dijo Court citando a la Biblia en rechazo a los trans. Con esa faceta cultivada, encontró en Navratilova una férrea opositora, cuyo perfil es totalmente contrario: por iniciada la década de los ochenta fue una de las primeras atletas top en reconocer abiertamente su homosexualidad y es una energética activista por la igualdad de género y los derechos de los gays.

La ganadora de 18 grandes en individuales, publicó una carta a través del portal especializado Tennis.com donde reafirma y argumenta su demanda: "Aeropuertos, edificios, calles y estadios se deben nombrar en honor a seres humanos excepcionales, nuestros héroes. Quienes han hecho positivas contribuciones a la humanidad, y aquellos que han liderado con su ejemplo… Margaret Court no está en esa categoría. Nadie reniega sus logros como tenista. Ella junto a Billie Jean y Rod eran mis ídolos de infancia. Yo quería ser como ellos. Hoy me duele decirlo, pero la Margaret Court Arena debe ser renombrada. Su discurso está lleno de odio y hace daño a muchas personas vulnerables", escribe junto con postular el nombre de Goolagong como reemplazo, a quién destaca como una persona que "dejó un gran legado, triunfó contra viento y marea y fuera de la cancha ha llevado una vida ejemplificadora".

Su amigo McEnroe, fiel a su estilo, no tuvo pelos en la lengua y se mandó un monólogo picantísimo disparando contra Court: "La calidad del aire no es la única pesadilla que la Federación Australiana de Tenis está teniendo. Margaret Court es otra… Y su larga lista de éxitos tenísticos, sólo lo superan sus innumerables dichos ofensivos". El norteamericano luego criticó a la institución deportiva por la ceremonia para Court con una particular mención a la tenista: "Tennis Australia honra los éxitos en la cancha de su 'tía loca', pero no celebra a su persona…¡Pues así no funciona! No se pueden separar los logros deportivos de la calidad humana". McEnroe la remató pidiéndole a Serena Williams que este año ganara los dos Grand Slams que le faltan para superar el récord de la australiana y así "dejarla a ella y a sus dichos hirientes en el pasado, donde ambos pertenecen". Dos regalones de Melbourne Park, como lo son Novak Djokovic y el propio Laver al ser consultados, señalaron que Court es una gran campeona y que en este caso, su tenis era lo que había que resaltar, a pesar de que no han respaldado sus posturas ultraconservadoras.

Y todo esto, a Tennis Australia ninguna gracia le causó. Si bien señalaron -al momento de confirmar el homenaje a Court tras medio siglo de su épica- que no avalaban los dichos personales de su campeona, los que por años ha ofendido a la comunidad, la revuelta de gallinero ocasionada por los norteamericanos no les cayó bien, y aparte de la censura ya señalada, les enviaron una reprimenda: "Alentamos la diversidad, inclusión y el derecho de cada uno de tener una mirada y voz, pero el Abierto de Australia cuenta con regulaciones sobre cómo los fans, jugadores e invitados pueden usar nuestras instalaciones. Dos invitados de alto perfil no respetaron los protocolos y con ellos estamos tratando de solucionar el tema". Al día siguiente, la dupla se disculpó asumiendo que no fue la manera correcta de llevar el tema a la palestra. En tanto al cambio de nombre, la institución se desmarca ya que aquella decisión correspondería a más elevados entes gubernamentales, quienes por encima de la Federación, son los administradores del recinto.

Navratilova y McEnroe esquivaron las preguntas de La Tercera para este escrito. La pastora cristiana responde a sus detractores. Antes ya ha acusado bullying y afirmó estar cansada de la "persecución" por sus creencias religiosas: "Enseño lo que dice la Biblia y por eso me persiguen". No se avergonzará de reafirmar lo que piensa, y desea que la prensa se apegue a su tenis. Las altas temperaturas en Melbourne no sólo la marcan los termómetros. El debate se encendió como nunca en torno a la figura más polarizante del tenis. Margaret. La del Court de la polémica.