Barcelona no encuentra el rumbo. La partida de Lionel Messi, en fútbol y en efectividad, se ha convertido en un pasaje traumático en la historia reciente del club. Esta vez volvió a trastabillar, tras un deslucido empate sin goles ante el Cádiz que volvió a tener a Tomás Alarcón durante los 90 minutos.
Porque en el primer tiempo ninguno quiso tomar la iniciativa. O no pudieron. Así salió un duelo opaco, con muy pocos remates al arco, friccionado y trabado, donde ambos jugaron al empate.
Parece que ambos se guardaron todo para el segundo tiempo. Recién comenzaba el complementario, cuando un remate de Negredo obligó a una gran tapada de Marc-André Ter Stegen.
Pero el Barça trató de nivelar a las acciones. A los 50 minutos, Memphis Depay falló una ocasión inmejorable, tras centro de Luuk de Jong. El mismo Memphis tuvo otra oportunidad de abrir la cuenta, un par de minutos más tarde, pero volvió a fallar.
A los 65 minutos, el cuadro blaugrana perdió toda expresión de lucha. La expulsión de Frenkie de Jong derribó anímicamente y futbolística al equipo de la Ciudad Condal.
En ese escenario, los locales -que tuvieron al chileno Tomás Alarcón como uno de los puntos altos en el mediocampo- trataron de sacar ventajas con un hombre más, pero no encontraron las armas necesarias. A nueve minutos del final, Salvi pudo doblegar la resistencia catalana, pero también falló.
Al final, el empate sin goles dejó con sabor a poco a un Barcelona que no encuentra el rumbo ni en la Champions ni en LaLiga. Un equipo modesto en el juego y con un técnico como Ronald Koeman que se siente cada vez más solo en su cargo. Crisis total.