Cristian Bogado: el último gordo
Bogado llegó a Audax para convertirse en la carta de gol, pero es el refuerzo con menos minutos en el torneo: 40. Su forma física devuelve a la primera plana el problema del sobrepeso en el fútbol chileno.
El martes 28 de agosto, a casi tres meses de su quinto regreso al fútbol chileno (el 1 de junio) y dos días después del empate sin goles en La Florida entre Audax y Universidad Católica, Cristian Bogado (31), el flamante refuerzo audino en el último mercado de pases, se cansó de las críticas recibidas por su figura y estalló en las redes sociales. "¿Tanto hablan de mi peso?, ¿por qué, si tanto les preocupa, no pasan por el club y consultan la realidad? ¿Si estuviese pasado, ¿piensan que jugaría en Primera?", escribió el delantero paraguayo en su cuenta de Twitter. Y eso fue exactamente lo que hizo La Tercera. Tomarle la palabra y solicitar una entrevista. El jugador accedió sin problemas. Algunos días más tarde, la víspera de la fecha acordada para la misma, a petición del propio futbolista, o eso aseguró el jefe de prensa, la charla solo se haría si no se tocaba el asunto de su peso. La entrevista no se hizo.
"Es que siempre jugué así, por 12 años, y me siento bien", había dicho el jugador a LUN cuando le planteó por qué no bajaba de peso."Si bajo mucho, pierdo fuerza y potencia", añadió. Y terminó, a propósito de las burlas que en las tribunas desata su silueta: "Cuando la talla es a mala leche, me molesta".
El caso es que para la segunda rueda del torneo, Audax utilizó los tres cupos permitidos para sumar incorporaciones. Llegó Darío Bottinelli, que suma a estas alturas siete partidos y 341 minutos disputados. También Jonathan Herrera, procedente de la B de Argentina, que ha sido titular en un encuentro y ha entrado desde la banca en cinco oportunidades más, acumulando un total de 114 minutos de competencia. Pero el más aguardado de los refuerzos invernales, Bogado, el que llegaba con el cartel de goleador, es curiosamente el que menos minutos ha disputado. No fue considerado en los primeros partidos por no encontrarse a punto y, desde entonces, tan solo ha logrado ver acción en 40 minutos repartidos en dos encuentros entrando desde la banca. ¿Refuerzo?
"Él ha sido criticado permanentemente por su peso, sin embargo, declaró hace un par de semanas que le habían pedido bajar 10 kilos de cuando llegó a Audax Italiano y lo habría logrado. Aún así, puede parecer a la vista de cualquier comentarista o público en general que sigue estando grueso", reflexiona Manuel Astorga, preparador físico de alto rendimiento, antes de agregar: "Si analizamos la carrera de Bogado cuando llegó a Colo Colo, siempre pareció que estaba sobre su peso. Él da la impresión de estar en sobrepeso, pero lo que uno observa responde al fenotipo, y eso, como es una percepción, puede generar una distorsión de la realidad".
Cristián Minchelli, ex preparador físico de Everton, coincidió en el conjunto ruletero con uno de los futbolistas nacionales más cuestionados por su figura en los últimos años, el arquero Eduardo Lobos. En opinión del PF, el rendimiento en la cancha de un jugador con sobrepeso puede variar en función de su demarcación: "El delantero es la posición donde se puede tolerar un poco más el sobrepeso. No está bien, pero sus recorridos son más cortos y puede usar su cuerpo para ganar una posición. Hasta puede ser más potente con un leve sobrepeso". Una afirmación que torna inevitable no acordarse, por ejemplo, de Ronaldo, el fantástico ariete brasileño a quien los números (e incluso la misma potencia) seguían acompañando pese a jugar con evidente sobrepeso buena parte del ocaso de su carrera. Pero claro, se trataba de un Fenómeno.
"Cristian es grueso porque tiene una masa muscular poco común. Si mal no recuerdo, él tiene sobre el 60% de masa muscular. Por eso mismo muchas veces se puede ver más grueso de lo que está. Él es grueso por naturaleza y la apreciación que da es que está en sobrepeso, pero no creo que lo esté", sentencia, por su parte, Domingo Torres que entrenó al Torito en su estadía en Iquique en 2009, supervisando y monitoreando bien de cerca, dicho sea de paso, su evolución: "En Iquique fue la mejor temporada de Cristián. Yo lo hacía entrenar tres veces a la semana doble y le manejaba el tema alimenticio porque vivía conmigo. Tiene un potencial gigante si está físicamente bien. Es un jugador especial que necesita mucha rigurosidad en los entrenamientos y cariño para rendir".
Sin goles en la presente temporada, con menos de 45 minutos disputados desde su aterrizaje en La Florida y negándose a hablar más sobre su peso, Cristián Bogado, junto al plantel de Audax Italiano, enfrenta esta tarde a Everton en Viña, con la intención de despejar a base de goles todas las suspicacias que sigue generando su figura.
Si bien es cierto que Cristián Bogado no es el primer jugador -ni mucho menos el único- en competir al máximo nivel con algunos kilos de más, también lo es el hecho de que su caso parece haberse convertido en una constante en el fútbol chileno durante los últimos tiempos.
Hace poco menos de un mes, Diego Sánchez, arquero de Unión Española, explicaba a este medio, en un encomiable ejercicio de autocrítica, su batalla librada y ganada frente a la báscula. "He bajado siete u ocho kilos. Me he sentido muy bien. Se me nota más rápido y volví a jugar. Eso fue un detonante también para mi suplencia. Físicamente no estaba bien y me doy cuenta ahora", confesaba el cancerbero de la escuadra hispana, largamente cuestionado por su estado de forma. Pero el Mono Sánchez, o el consignado Eduardo Lobos, no son los únicos futbolistas del medio local en llamar la atención por su figura en los últimos tiempos.
El juvenil de Colo Colo Iván Morales (quien en palabras de Guede llegó a regresar del Sudamericano Sub 20 del año pasado con 4 kilos de más); Marco Estrada (que volvió al fútbol chileno de la mano de San Luis al menos ocho kilos por encima de su peso ideal); Fernando Meneses (hoy en Melipilla, pero con pasos frustrados por Unión y La Calera lastrado por su estado de forma); o el propio Chupete Suazo, visiblemente grueso en su ocaso futbolístico en el Cacique, son solo otros ejemplos. Exponentes de una realidad, la del sobrepeso en el balompié criollo, que adquiere por momentos tintes de verdadero drama.
"Una persona que esté fuera de su peso, evidentemente va a tener una peor performance que alguien que esté dentro de su peso. Pero a cualquier ser humano le cuesta develar sus falencias. Hay algunos menos pudorosos que cuentan todo y otros no", manifiesta Astorga. "Hay que hacerles entender a los jugadores que sufren de esto que con un peso óptimo se sentirán más cómodos, más homogéneos y les ayudará a la potencia física para mejorar su velocidad", finaliza Minchelli.
El brasileño Adriano, el paraguayo Chilavert, el inglés Gascoigne, el propio Maradona o el irrepetible Puskas, por citar algunos casos, también llamaron la atención en su momento por sus siluetas, orondas en muchos casos, para lo que se le supone a un futbolista profesional. Mientras el Ogro Fabbiani, Caszely, Marcelo Vega, Luis Núñez o Paulo Pérez fueron también vigilados con lupa por su tendencia a engordar. Hoy los focos apuntan a Bogado, el refuerzo estrella de Audax que ha jugado 40 minutos y tiene las redes ardiendo a golpe de meme por su sobrepeso. Las sociales.
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