La era “Roggiero-Escobar” comenzó en Universidad de Chile. Y se inició con nervios, pues el bus que los trasladaba al Nicolás Cahuán se retrasó por un taco en la ruta. Pero la verdadera sorpresa estaría en el once elegido por el técnico colombiano, pues Pablo Aránguiz perdía la titularidad y Jeisson Vargas ocupaba su lugar.
Además Ronnie Fernández y Cristian Palacios iban juntos en la delantera, ecuación que el mismo Escobar había deslizado en la semana que estaba en estudio y que no estarían juntos en la cancha hasta que no se acoplaran bien.
Pero la decisión del estratega cafetero estuvo acertada, porque el Chorri abrió la cuenta en el minuto 27, tras correr un pase largo de Simón Contreras y definir con un toque suave ante a salida del portero Ignacio Arce.
Era la apertura de la cuenta y un aire de oxigeno para los laicos, pues no jugaban bien y eran dominados ampliamente por los locales, quienes tenían a Mathías Vidangossy como principal arma de ataque y a un siempre peligroso Sebastián Sáez. El mismo que en el minuto dos tuvo que ahogar su grito de gol, pues el árbitro Manuel Vergara le anuló la conquista por una posición de adelanto en el inicio de la jugada.
Luego el encuentro cayó en un pozo, porque si bien los dueños de casa siguieron dominando y la visita intentaba salir jugando rápido, no hubo mayor peligro en las porterías. De hecho, la jugada más peligrosa llegó en los descuentos, cuando Palacios se juntó con Fernández y este último le pegó mal al balón. Tan mal que la pelota salió más cerca del banderín del córner que los tres palos que cuidaba Arce.
La segunda parte se inició con un dominio claro de los anfitriones, pero se demoraron cinco minutos en inquietar a Hernán Galíndez. Fue un centro de Yerco Oyanedel que llegó a la cabeza de Matías Cavalleri, quien desvió por poco ante la salida del ex hombre de Universidad Católica de Quito.
Más, eso sólo sería un aviso para lo que vendría a los 54′, cuando Esteban Valencia arrancó por la banda derecha y sacó el centro de la muerte y tras un rebote, Brayan Garrido igualó el marcador y anotó su primer gol en el fútbol profesional.
Y cuando aún no terminaban de abrazarse, Valencia nuevamente se llevó puesta la defensa estudiantil y puso la pelota en la cabeza de Sáez, el cual estremeció el palo izquierdo de Galíndez y dejó con las ganas a su parcialidad de cantar el segundo.
Pero hay una vieja máxima en el fútbol que dice que si se pierde un tanto, siempre te lo marcan en tu arco. Y así fue. Ronnie Fernández cabeceó un centro de Marcelo Morales y puso el 2-1 (62′), cuando la U no se había acercado a la portería contraria.
Abrazos que despertaron a Palacios y comenzó el show del ex Unión Española. El ariete sufrió un gol anulado y luego marcó dos veces: el primero fue a los 70′, tras una gran jugada de Fernández que puso terminar en penal. Y el segundo llegó cuatro minutos después, con un cabezazo al palo contrario de Arce, luego de un centro medido del recién ingresado Aránguiz.
Y ahí el partido murió. Vinieron los cambios y la dignidad calerana que buscó hasta el último un descuento que hiciera más honrosa la derrota. Y Sáez obtuvo el premio de consuelo en el minuto 88, cuando definió cruzado ante la salida del seleccionado ecuatoriano.
Claro que la cifra sólo queda para las estadísticas, pues la U está acostumbrada a ganar en ese estadio (se salvó del descenso en tan sólo 10 minutos) y con su juego pragmático, golpeó en el momento justo. el proyecto de Roggiero y Escobar partió entre aplausos.